miércoles, 19 de marzo de 2014

Retomando el rostro y corazon propios

Retomando el rostro y corazón propios



En lo últimos años he escuchado  a varios amigos y conocidos que están dentro de las distintas tradiciones mexicanas expresar su poco  aprecio a la cultura europea, al catolicismo así como al europeo  especialmente al español como  al  “gringo”.  >En lo personal creo que se ha de respetar a los compañeros de otros continentes, países o de esta misma tierra por el simple hecho de ser humanos, incluso muy a pesar de muchos, se han de respetar las diferencias pues esos nos hace únicos e irrepetibles enriqueciendo todo  ello la diversidad humana. Una cultura es tan válida como otras y como tales mientras se respete los derechos culturales, humanos y sociales es mas fácil tratar de llegar a comprender al otro, pues en la medida que lo hacemos también vemos en él un reflejo de lo que somos al usar al otro como espejo de nosotros mismos.

Ahora a la parte de discusión. Una cosa es cuando voluntariamente se genera un sincretismo o una conjunción de conocimiento como lo eran realmente las mal llamadas guerras floridas, que en realidad eran momentos en donde dos personas con opiniones diferentes se ponían de frente para llegar a puntos en común intercambiando conocimiento. Otra cosa completamente distinta es cuando a estas tierras de Anahuac/Tawansinsuyu como  a muchas otras más llegaron sujetos que considerándose cultural y moralmente superiores a otros solo por creer tener la razón forzaron a quienes invadieron a perder su memoria histórica, su conocimiento, su espiritualidad, su cultura y su voluntad.

La forma poéticamente correcta que usan varios para este suceso cuando solo se conoce una parte superficial de lo que se perdió le  llaman a eso mestizaje.

Tenemos cosas como los vinos, la cocina, otras expresiones de arte y cultura con una belleza y fuerza reconocible e irreprochable que nos compartieron posteriormente a la invasión....que resulta tristemente mínimo ante todo aquello que nos quitaron, robaron siendo mucho más lo ofrecimos en esta tierra a otras, y mas se perdió en este continente que en la gran mayoría. No ha habido otro lugar más en donde se ha tratado de arrancar mas brutalmente un pueblo de lo que es que en este lugar nombrado posteriormente “América”, a no ser que citemos como un ejemplo actual de lo aquí sucedido lo que le hacen al pueblo palestino. Fuimos nombrados “indígenas”, “indios” o  “americanos” por extranjeros que no respetaron  nada de lo aquí existente,  como  si  antes de  ello no hubiéramos tenidos nombres propios, cultura, tradiciones, filosofía, tecnología, sociedades y refinamiento propio; y nuestra historia fue rescrita a tal grado que pareciera que antes de la agresión no  existió  nada.

Hay herencias de otras tierras en la nuestra desde hace mucho tiempo pues nuestros antepasados eran seminómadas que recorrían su continente en un continuo movimiento para no acabar ecológicamente con su ambiente, abandonando un sitio en un momento que permitiera su restablecimiento ecológico si se permitía que la huella humana se borrara durante siglos. Nuestro pueblo conoció a otros, intercambiaron y juntos crecieron tratando de dar proporcionalmente lo que daban y lo que recibían.

Mas no fue así en esta última invasión que sufrimos no de otro continente o por una nación especifica e incluso en nombre de una religión; la invasión fue de hombres que representaban a un modo de vida devastador y no a su pueblo como lo siguen siendo los representantes de esa ahora actitud o sistema "económico" que únicamente cambia de nombre como  de herramientas cada tanto  tiempo sin  cambiar su método  predatorio. Un modo de vida centrado en esclavizar, desarraigar y tomar todo para si en un ansia brutal que consume al corazón  como  si  fuese una enfermedad y que solo se sacia con una cura muy temporal que es la acumulación de mas "oro".

Llego de otras tierras una forma de ser que lo consume todo usando el nombre de una “fuerza” de la cual realmente  no creen ni practican sus principios.  Quienes llegaron vinieron realmente por su dios llamado “riquezas y oro” usando como herramienta ideológica una religión a la que fuimos forzados a creer para sostener la rapiña al ofrecer un cielo que solo muertos podían ofrecernos si nos portábamos como no podían hacerlo ellos mismos. Dóciles, empobrecidos, sometidos y en silencio. Mataron a quienes se resistieron y doblegaron las voluntades llamando primitivos, cobardes, politeístas, caníbales y otras cosas más a quienes no comprendieron. Mataron a los padres y abuelos diciéndoles mentiras a sus hijos sobrevivientes sobre quienes les antecedieron para lograr esclavizarlos  y que repudiaran su herencia. Quitándoles su filosofía que se encuentra en su lengua, su comida y tratando de quebrar su conciencia ofreciéndoles solo las migajas que traían a cambio de todo aquello que décadas después presentaron como suyo y que a ese robo le llamaron Renacimiento en su continente.

Mas la gran mayoría de los que allí en el otro lado de la gran agua se encontraban también eran víctimas de unos pocos, victimas sometidos por una inquisición, por una religión, por una economía esclavista que solo cambia de nombres cada tanto tiempo pero no de modos, y esclavos de una forma de pensamiento que solo baja un poco el yugo al que somete para ser más dulce y tolerable el encierro en el que mantiene la mente de muchos.

Y el gran logro que tuvieron fue que en estas mismas tierras sus culturas ancestrales y los pueblos que las representaran llegaran a ser odiados, exterminados abandonados en la migración, el racismo, el hambre la pobreza y el olvido. Mientras los demás festejan que el mundo debe de ser y es para los blancos dejando atrás los otros colores. 

Eso es el mestizaje que vivimos. Y de eso están orgullosos una gran mayoría.

De ser parásitos, y oportunistas de los que impulsan por medio del poder a los pocos creadores que existen, a quienes explotan para satisfacer sus necesidades.

La mayoría están orgullosos de ser parásitos y están felices del modo de vida...¿americano?, el cual  es realmente inalcanzable y que solo consume todo, vacío y sin vida internamente pero que satisface nuestra necesidad de "brillar" y los egos de quienes son exitosos. Un modo de vida ajeno realmente a esta tierra y más propio a la herencia de quienes nos invadieron.

No se trata de de descolonizar a esta tierra. Se trata de dejar de ser parásitos de un sistema que nos mantiene esclavos en nuestras propias mentes. Se trata primero de liberarnos dentro de nosotros mismos, de tener un rostro y corazón propio. Para después tratar de ser útiles a otros, a la comunidad, a la gente y a nosotros mismos sin esperar aplausos o algo a cambio más solo la continuidad de la vida.

Es fundamental el dejar los fanatismos, es fundamental dejar de ser parásitos u oportunistas. Es necesario crear conciencia y retomar aquello que por herencia nos corresponde, pero no solo a nosotros mismos sino a todos, pues aunque afuera todos tengamos distinto color de piel no dejamos de ser la raza de los cinco dedos y la sangre roja. 

Hay cosas que tenemos de positivo en nuestras herencias, hayan sido adoptadas voluntariamente o forzadas a sangre, huesos quebrados y voluntades dominadas. Es tiempo de construir juntos. No es la primera edad obscura que ven estas tierras, solo es la más reciente. Usemos la paciencia que nos ha sido heredada por los pueblos originarios. Ayudemos a que estos se vuelvan a levantar pues aquello que les ocurra es reflejo de lo que nos sucederá a los demás pues son ellos quienes sostienen la voluntad y conocimiento de esta tierra. 

Un pie en el pasado, otro en el presente siempre mirando al futuro. Usar las herramientas que tenemos gracias a ambas tierras retomando lo que corre en nuestras sangre y que es mayor que aquello que vino del mar. Pero es más grande aquello que vino de las estrellas y que no solo nos pertenece a nosotros sino a todos y es parte de nuestro papel compartirlo. Somos los hijos de las estrellas, somos hijos del maíz, de la serpiente, de la mujer, del espejo; del colibrí y del conejo. 

Somos hijos de la sangre roja y así como somos hijos seremos abuelos. 

Yoltecuhtli Ohmanqui
Calpulli Tlachcocan in Tlazohtla.
Tlachco.

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