Teteptizin, cuento de un guerrero light
Es la hora 12, el gran sol en todo lo alto, suenan los elementos llamados tambor y caracol, los incensarios ya ofrecen el olor del copal, los guerreros prestos a iniciar la danza cósmica, llenos de energía giran alrededor de la ofrenda, muchos miran embelesados, otros sabedores de que también podrían participar pero no se animan, los mas, simplemente curiosos, pero ahí entre ellos esta Tetepetzin, solo mira, su corazón vibra, pero solo mira.
No hace mucho Tetepetzin era parte de los círculos de danza, de los trabajos en el tequio, de las escuchas a los mayores, pero hoy eso es solo un recuerdo.
Un día, Tetepzin salió de su casa, aun lleno de ese amor que muchos le veían, y que lo destacaba de los demás, al menos así lo sentía Tetepetzin. Como otras veces llego a ese lugar donde su danza, la ofrecía con alegría, con dedicación como venia haciéndolo de unos años atrás.
Planto su mochilita, su portaplumas, y empezó a cambiarse, la mujer que compartiría su vida con el, y para siempre la alegría de danzar, aun no llegaba, como otras veces, tal vez se le había hecho tarde, -así son las mujeres- pensó.
Cerca de el, un guerrero lo observaba, fijamente, Tetepetzin sentía que quizá era por admiración, y eso lo henchía de satisfacción, después de todo ya le habían dicho que el era un portador de palabra, que era de los que mejor bailaban, que hacia bien las cosas, quizá algún día heredaría un bastón de mando, o incluso haría su propio grupo.
Aun estaba preparado su penacho, al cual adornaban figuras de una preciosa efigie de jaguar, dorado, con manchas negras, el cual tendría una corona de plumas de águila, de quetzal, de guacamaya, gallo, colibrí y loro.
En el piso estaba su bello atuendo de color oro con bellos estampados, una serpiente cruzaba desde un cielo, hacia una pirámide con bellas decoraciones, grande como alguna vez debió ser Teotihuacan. Sus ayoyotes eran de una cantidad que superaba los dos cientos, y sus cacles, eran de una calidad que competía con el resto de su atuendo.
Una voz le rompió el ritual de su vestimenta-Tetepetzin-era la voz de un hombre mayor que aun no se vestía- ¿cumpliste con tu encargo?
Tetepzin lo miro, mientras pensaba para si,- ¿Cuál encargo?, ¿De que me habla?-
Itzcoyotl, el tecuhtli del lugar, volvió a preguntar -¿cumpliste con tu encargo?-
La mirada de Tetepetzin hizo que Itzcoyotl supiera que Tetepetzin, ni siquiera sabia de que le hablaba.
El tecuhtli, le dijo, Tetepzin, si no sabes de que te hablo, si no lo recuerdas no podrás danzar, primero tendrás que cumplir tu encargo y sin decir mas, camino hacia otro sitio.
Tetepetzin , no dijo nada, se quedo ahí pensando, y repensando, -¿Cuál encargo?, ¿De que me habla? ¿Qué rayos me encargo?-
Pasaron los minutos, Tetepetzin, siguió en la duda, pero siguió sin decir nada.
La danza comenzó, todos con excepción de Tetepetzin, pasaron a ofrecer su danza, porque el, intrigado por lo que le había dicho el yaotecuhtli, no termino de vestirse, tratando de recordar que encargo tenia, pero por mas que se esforzaba, no podía recordarlo.
Lentamente, y pensando que entre la gente, podria irse sin ser visto, guardo sus cosas, y se alejo sigilosamente.
En su casa, hizo tremendos esfuerzos por acordarse, tanto así que en un buen rato, ni recordó que la que habría de ser su mujer habría de ir al mismo lugar que el, pero no había llegado, de la frustración de no recordar su encargo, paso al enojo.
Caray- expreso con ira en voz alta- no recuerdo que me encargaron, y de paso la que habra de ser mi mujer no ha llegado, iré a buscarla para ver que paso.
Aun debían estar danzando, y seguramente su mujer estaría ahí, rápidamente se encamino de regreso, aun los encontraría en la tanda final o en el tlahtocan, sentía una ira justificada, dado que la que seria su mujer, no había llegado al lugar, exigiría explicaciones, -faltaría mas y sobraría menos- se decía para si.
De pronto su ira se calmo, no porque tuviera la capacidad de serenarse sino porque recordó que , aunque suene redundante, aun no recordaba el encargo, y por eso en lugar de llegar hasta el sitio del mitote, no quiso acercarse, de lejos hurgo con la mirada para ver si distinguía a la que seria su compañera en la vida.
Desde ahí, la vio, danzando, -al menos llego- pensó para si mismo, justo cuando se hacia el final de la ultima danza del día, el caracol sonó, se presento el respeto al nahui ollin, pero el no se acerco, se hizo el circulo de guerreros para compartir la palabra, pero Tetepetzin siguió sin acercarse.
-Esperare a que se encamine a su casa, para ver que paso-y así lo hizo, espero, mientras los demás compartían la ofrenda familiar, espero a que la que habría de ser su mujer, se vistiera para retirarse, espero y espero.
Cuando la que habría de ser su compañera en la vida, se despidió, el se encamino a alcanzarla, pero ella no iba sola, alguien mas la acompañaba, -¿Quién será?- pensó, pues no le parecía conocido, la desconfianza, le hizo no acercarse para averiguar mas.
-Tal vez sea un pretendiente-imaginaba-claro, por eso no llegó pronto a donde debía llegar, seguramente andaba divirtiéndose con el y por eso me dejo tirado ahí, caray con tantos problemas con el Tecuhtli y esta poniéndome el cuerno-
Tetepetzin enojado, frustrado, y ahora celoso, caminaba como lo hacen los ocelote en la naturaleza, acechando, listo a dar el golpe mortal, en tanto la que habría de ser su mujer en la vida y el acompañante casi llegaban a la casa de ella.
-Solo esto faltaba, que lleve al tipo ese a donde ni yo he querido entrar-Tetepetzin estaba ahora aparte de las emociones anteriores, lleno de indignación.
De pronto reparo que ya no los veía, ¿Se habrían metido?, ¿Se habrían despedido?, ¿Se habrían ido a otro lado?, miro en todos lados, no se veían, -deben estar adentro- su cara enrojeció de ira-besándose, acariciándose, quizá mas.
El primer impulso de Tetepetzin, fue tocar, o mejor aun sorprenderlos in fraganti, pero no lo hizo, el era Tetepetzin, si hacia eso, la gente sabría que le habían tomado el pelo, a El, el mas listo, el que todo lo prevenía, no, lo mejor era simplemente hacer saber a los demás que no seguiría el compromiso.
Una sonrisa se mezclo en su rostro con el ceño fruncido; si, eso era lo correcto, el seria el que mandaría en la situación, y nadie, nadie, podria decir que lo habían hecho tonto, con ese pensamiento en mente y pensando como hacer el asunto a su favor para quedar como el destructor y no el destruido encamino a casa.
Mientras regresaba, una figura a lo lejos, le cambio el pensamiento, por ahí se distinguía la figura de Itzcoyotl, -en la torre, ¿ y si me pregunta del encargo?, y con un demonio, no recuero el tal encargo,¡Bah! Estoy Yo para encarguitos ahora que he visto lo de esta mujer, será mejor que me esconda- y así lo hizo se escondió para que el tecuhtli no lo viera.
Ya en su casa, Tetepetzin pensó que lo mejor seria aceptar una proposición de un amigo de ir fuera de la barriada, para trabajar en otro lado, y sin mas empezó a empacar.
Por la mañana, escucho la puerta, se asomo por una rendija que tenia en una ventana de la cual solo el sabia que podía verse hacia fuera, y ahí estaba, Ella, si, esa mujer, con la que el se habría de unir, pero que había visto con otro.
¿Debería salir?, ya había pensando en la noche todas las posibilidades durante la noche, incluso esta, y lo mejor a su manera de ver, era no salir, ella toco, durante un tiempo, y por fin dejo de hacerlo y se alejo.
Tetepetzin salió con su mochila mas grande, llena de sus prendas y otras cosas, fue a casa del amigo que le propuso salir, en el camino quedaba la casa de Ella, la que habría de ser su mujer, y tal como pensó en la noche, simplemente dejaría un mensaje con algún sirviente donde decía que rompía el compromiso y se iría. Esa seria su venganza por la traición de ella.
Tras hacer lo que debía de hacer y dejar sin habla a la pobre muchacha que tomo el recado, Tetepetzin llego con su amigo, el cual le dijo que estaba por partir, las cosas cambiaban, por fin tenia el control nuevamente, aunque a donde iba, no habría mas danza, pero, que mas daba.
Cerca de donde se iniciaría el camino, el amigo de Teteptzin, le pidió que esperara un poco, Teteptzin pensó-Si, ¿Por qué no? Total, ya pronto dejaría atrás esto que le había hecho daño, se sentó a esperar a su amigo, creyendo que estaría tranquilo, pero no era así, la duda rodeaba su mente aun cuando el se auto-engañara diciendo lo contrario.
El amigo de Teteptzin, regreso, su cara denotaba ansiedad, pero Tetepzin no menciono nada, aunque pensó que algo andaba mal, el tiempo pasaba y no empezaba el nuevo camino, Teteptzin, se impaciento, y pregunto a su amigo -¿qué esperamos?, su amigo sonrió, y le dijo –a ella- señalando hacia un lugar.
Ahí estaba ella, como siempre la veía Tetepzin, hermosa, pero a la vez tan distinta, esta vez no se veía alegre, sino triste, pero con firmeza en sus ojos, -Te estuve buscando ayer- dijo ella, -¿donde estabas y porque parece que te vas?, Tetepzin guardaba silencio, tan sorprendido quedo de que ella estuviese ahí que su mente se bloqueo.
El amigo de Tetepzin, hablo-He sido yo quien le he avisado que nos iríamos, pues ayer antes que llegaras a mi casa, ella paso a preguntar con mucha angustia por ti; Ella, agrego-¿por qué no pasaste por mi? Tenia tantas ganas de que conocieras a mi hermano mayor que llego de lejos el día de ayer y estuvo con nosotros en la danza-
Las palabras de ella, causaron una revolución en la mente de Teteptzin, callado, sin atinar que decir, pero recordando el día anterior, entendió , el hombre con quien vio a quien seria su compañera en la vida, no era un rival, sino el que podria ser su cuñado, y se maldijo para si mismo en el pensamiento –Que idiota soy-
Ella, la que seria su compañera en la vida había estado hablando y lloraba , mientras el pensaba, sin escucharla bien, sumido en su propio ego, y de repente volvió a poner atención, ella aun hablaba pero sollozando-....como es que te ibas sin decir nada ¿acaso esa era la confianza que me tenias?¿qué problema tienes que te vas sin decir nada?....
Teteptzin pensó para si, -¿qué carajos me paso?, ella seguía hablando, pero su llanto se convirtió en mirada adusta, seria, -Creo que saber que no te importo, es suficiente para mi, no me busques mas- dicho esto se volvió y se alejo dejando a un azorado Teteptzin, inmóvil, sin poder reaccionar, mientras la veía alejarse, hasta que se perdió de vista
El amigo de Teteptzin, le inquirió-¿qué esperas que no vas tras ella?, sea lo que sea que paso, si la amas, si en verdad eres lo que siempre has dicho ser, anda, ve a buscarla-, Tetepzin, solo lo miro sin responder, su amigo prosiguió, -¿y bien? ¿ te quedaras ahí como un tonto?, vaya mereces perder a esa mujer, no, miento ella merece que tu estés con ella-
Por fin Tetepzin reaccionó, y le respondió a su amigo, - es que ya la regué y no se que hacer, ahora me siento con vergüenza, y no quiero que me vean así, humillado y con cara de tonto- su amigo sonrió y comento-¿Pero crees tu que no te ven así?, por supuesto tu no lo sabrías porque no lo escucharías, pero ten por seguro que de todas formas te verán así-
Tetepzin miraba a su amigo razonando lo que le decía, pensando –Cierto, tiene razón- confiando en la palabra de su amigo le dijo- quisiera ir tras ella pero, y ¿mis cosas de viaje?- su amigo ya no sonrió sino que con ceño fruncido, le espeto, -¿tus cosas? Acaso te importa mas lo material que es posible reponer que lo que te puede hacer feliz?
-Anda ve, corre que de tus cosas no te apures yo me encargo-dijo el amigo de Teteptizn, y agrego-por que me vaya no te apures, ya me ire mañana, es momento de que vayas y arregles simples malentendidos que tu orgullo te hacen ver como humillaciones, y que esta experiencia te sirva para que controles mejor tu “ego” en el futuro-
Justo en ese momento, Tetepzin recordó el encargo de Itzcoyotl, recordó sus palabras, “trae a este lugar orgullo pero no presunción, pues aquí nadie es mas que los demás, debes controlar tu ego, y no ser el que se siente mas, ni presumir de una falsa humildad que no posees y que también pregonas como tuya, se un guerrero no un bufón”.
Tetepzin y su amigo se despidieron, el amigo quedo cuidando las cosas, en tanto que Teteptzin se alejaba corriendo-Y todo por no preguntar- se decía Tetepzin, todo por querer mostrar que me las se de todas, todas.
No sabemos si Tetepzin se arreglara o no, tanto en su vida sentimental como en la danza, pero su historia nos muestra que el guerrero light, esta mas próximo a sentirse estrella, cuando en realidad termina estrellado.
Den ustedes el final que deseen, en base a su propio carácter guerrero.
Quiauhcoatl Tlacatecolotl
Xoco huetzi 2011
Tlachcocan in miquiztli
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