domingo, 22 de noviembre de 2015

Sacrificando corazones al sol

Sacrificando corazones al sol


Ne notoca Quiauhcoatl Tlacatecolotl---ninemi in tetlanextiliztli

Con el permiso de sus corazones, el de las esencias de cada lugar, y esperando que cada rostro sea firme y tenga un corazón propio, espero que se me permita una palabra escrita que sea integra y sincera, sin animo de menoscabar al que lee y que cuando sea leída, sea analizada y sobre todo meditada, sin ver en ella animo de molestar.

Hablando de tradición, muchas veces se llega al ofrecimiento, el que nace del amor por lo que nuestros huehues (abuelos y abuelas) dejaron a los padres y madres (tatas y nanas) y ellos a nosotros, y que por amor no por obligación, debemos legar a nuestros bebes (bebes).

No es desconocido por nadie, sea que lo crea o no, que según las crónicas de los frailes y otros supuestos historiadores, incluso locales, que se diga que el sanguinario culto a los dioses, apremiaba a los habitantes a matar sin ton ni son, y a veces con exageración, a decenas, cientos y hasta miles de victimas para una ocasión especial.

Ahí quedan incluso números que de por si serian ridículos una vez leídos, llegando hasta los 80 mil sacrificados, numero que para esos tiempos, donde las poblaciones no llegaban al millón, y las mas grandes, quizás estuviesen por ahí, tal numero es similar a que escuchemos hoy en día o en una semana por máximo, que se mato a un millón de personas para una sola causa, teniendo en cuenta el impacto emocional que ello representa.

He visto que muchos de nuestros hermanos en la tradición, incluso se creen estos temas, que son si no imposibles, si bastante discutibles.

En la sociedad moderna, existen países que nos horrorizan con sus penas de muerte, los gringos, por sus ejecuciones en silla, gas o inyección letal, los mahometanos por sus linchamientos, degollamientos o ahorcamientos, y por otro lados ciertas acciones en nuestro suelo, nos piden que se realice dicho acto, como cuando vemos un violador de infantes(aunque algunos estén protegidos por figuras de tinte ecuménico), o secuestradores mochaorejas, y recientemente por los ejecutores tanto del narco como de algunas instituciones que nos rigen.

Aunque, claro que es algo difícil de poder probar, y personalmente creo que nadie lo desea a menos que se quiera pasar unos días recibiendo “masaje oficial”, tratamiento estilo “naranja mecánica” o de plano, una desaparición prolongada o total, muy al estilo que muchos no recuerdan pero que era comentado antes de esta “nueva era azul”, el mito de los tres “ierros”, o como mejor se decia a los activistas, - te callas, te calmas, te tranquilizas, o te pasa que te “encierro”, te “destierro” o de plano “te entierro”.

Como dije no lo puedo probar, son consejas del pueblo, cuentos que serian dignos de una historia de Stephen King, así que diremos que seria como la leyenda de llorona, la cual me trajo un rato de recuerdos, pues por un lado, el origen de esta leyenda en una ciudad X, dio origen y con perdón de los que creen que es real, a otra leyenda una que encierra un “indito” al cual le chiflo una “virgen” en el cerro.

Así es, Tonantzin Cihuacoatl, la que después llevaría el nombre de Guadalupe, por las barbas de los que traían barbas llenas de piojos y que vinieron a enchinchar la cultura real de esta tierra, y que por un lado, se alabo para crear afinidad en como lo decía un fraile de esa época,  la bola de “indios revoltosos” (palabras de Zumárraga no mías) y para matar la fiesta en el lugar, crearon la similitud con una leyenda española que hablaba de una mala mujer (las mujeres eran malas según la Biblia y por eso sangran cada mes) que por despecho mato a sus hijos se suicido y luego se volvió un especto que aterrorizaba ciudades de allá, no de acá, pues acá, “apareció” después.

Regresando al tema, un pueblo guerrero con doscientos años de disciplina militar, muchos aun quieren hacer creer que fueron derrotados por los, bueno en mi infancia 500 soldados mas Cortes, y ahora con lo de que muchos conocieron la historia de Leonidas el espartano, con solo 300 guerreros, eso si todos uniformados con reluciente armadura, como tiempo después, realmente el ejercito español estuvo, pero eso fue después pues cuando llegaron acá, aun no tenían la riqueza para que se vistiera así cada uno de sus integrantes.

Eso me recuerda que quizás, no fueran españoles la mayoría, sino mercenarios, porque en ese tiempo, pelear era el deporte nacional de muchas naciones, someter al débil, en base a fuerza y obnubilación, cosa que seguro los hispanos aprendieron de tantos y tantos saqueos que su tierra tuvo, pero ¿realmente eran hispanos?.

Realmente no, el pueblo visigodo el que se rebelo juntándose con los pueblos rebeldes del norte que habían sido un rato dominio  los suevos, pero todos con un enemigo en común, el pueblo del Islam, que si bien muchos acá dicen que invadieron la hispania de entonces pero desconocen que en realidad fueron invitados por un rey local para luchar contra otro, algo como lo de los franceses por acá, cuando la época de Santana y Juárez.

Juárez, mmm, prócer de la patria, pero porque así lo decidió alguien después, ni siquiera nosotros, y se que no fue tan honesto, bueno el quizá lo fuese, quizá no, pero los que lo encumbran para nada, pues su frase mas conocida, esa que lo hace recordar como benemérito, no es de el, aja, si, la que dice, “ entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, y todo porque alguien que también la historia ha castigado, lo ensalzo, si, me refiero a Porfirio Díaz.

Hombre que mas que recordado por su entronización, el general Díaz debería ser tomado en cuenta para que sepamos que si no somos parte de un imperio yanqui que ya nos hubiese exterminado, el hizo lo posible no solo para evitarlo, sino también para que México fuese en ese momento una economía pujante, después de todo, ahí el peso se cambiaba por dos dólares, y muchos países pagaban por venir a poner empresas, no como hoy que se les subsidia hasta el wc en sus casas con tal que pongan empresas que pagan mal, y dan pésimo trato a los trabajaros, sobre todo esos que son de una nación con sol y rayitas alrededor.

Aunque siendo honestos también como hoy, en ese entonces Don Porfis, prefirió al extranjero, el, y los que eran como el parecidos a, bueno coincidencias en el tiempo, prefirieron el capital extranjero, y esto me hace pensar que el extranjero se siente como dueño de casa, mientras que nosotros nos sentimos y no podemos dejar  de ver que en este momento somos extranjeros en nuestro país.
No podemos poner negocios, porque llega siempre ago llamado Wall Mart, y si no es ese, es algo similar, que nada de mexicano tiene, con una competencia desleal por su infraestructura de manufactura, que hace que las producciones locales, no sean competencia, y que pese a los spots de años de comprar lo hecho en México, esto no quiere decir, ni indica, que esto haya sido en beneficio de los mexicanos, pues aunque ellos lo hacen la ganancia es para el que los malpaga.

Curiosamente por hechos como este, hemos llegado a la actualizacion de el tianquiztli, que aunque amañado en la actualidad por una bola de agiotistas entre ellos se dice que varios políticos de alta escuela, permite de alguna manera conseguir y obtener cosas, que de otra forma resultaría imposible, aunque dichas cosas, sean en muchas veces, de pesima calidad, por no decir que carecen de calidad alguna, como esas cosas chinas de 2X10, si es que 10 aun sea un numero adquisitivo superior a pagar un chicle.

El tianquiztli, el lugar de intercambiar lo que llevas para otros a cambio de lo que requieres, hoy sometido por el baluarte del extranjero que se llama moneda, y bueno ya ni moneda porque salvo lugares como esos donde aun no entra la electrónica para fichar al mundo en general, se usa el llamado monedero electrónico, o el de valecitos, que son como dinerito que solo en X o Y lugar pueden ser usados, pero que en algunos lados se toman como efectivo.

Al tianquiztli, llevabas lo que obtenías por tu esfuerzo, el que ponías al permitir a la madre tierra que fuera y siera la sustentadora, sin abusarla, sin hacer de ella una esclava, porque ibas al bosque y traías conejos, huajolotes, ardillas, plumas o pieles, ibas a los ríos y traías caracoles, o peces, caminabas por algunas cuevas y obtenías otras cosas, entre las hierbas encontrabas lo que otro precisaba para comer o curarse, si, el bosque y aparte las milpas y cultivos varios daban lo que todos precisaban a diario, y lo cambiabas por otras cosas en el tianquiztli, para obtener lo que precisabas por medio del trueque.

Y ahí no había cosas chafas, o eran buenas o no te tendrían confianza de que cambiaras algo y te costaría mas tiempo,  obtener las cosas que anhelabas tener ese día, ahí no te daban gato por liebre, como hacen hoy en tanto negocio amafiado, que muchas veces no te responde a lo que te vende en mal estado alegando que “es tu culpa” no darte cuenta o de plano desde que te lo vende te avisa con un cartelito “una vez salida la mercancía no se admite reclamación”

Y es que antes que llegara la ambición por la tierra, la palabra contaba, quizás los mas grandes por acá, recuerden a sus padres o abuelos amarrando tratos con mas gente, simplemente con empeñar la palabra, sin papeles que quitan tiempo y dan de comer a otros que por usar la labia, se gana el 25 o 50% de lo que debería ser tuyo pero que un vívales trata de quitarte, mas cuando este se escuda en que es “gente importante” o conoce alguien “influyente”, pues después de todo ser “rata” con perdón de los roedores, es todo un arte.

“ladrónde lo obtuviste”, palabra cotidiana cuando vemos que alguien trae o porta algo que por lo que conocemos de el, sabemos que es poco probable que lo obtuviese. Nos han enseñado a ser desconfiados pero peor aun a ser malintencionados para con los demás, nos han mostrado que mentir es una forma de vida, y ser honesto es ser tonto.

Y eso lo sabemos pues mientras nos dicen que “todo va bien” que se “lucha por la justicia” que “se crean nuevos métodos de enseñanza y vida”, mis ojos evocan imágenes de un tlatoani moderno diciendo tanta mentira al pueblo solo para que la clase alta, disfrute del beneficio, y que cuando dice algo se refiere a su circulo social y quienes lo acompañan, en donde cuando menciona en sus discursos,  “nosotros”, el resto de nosotros, el verdadero nosotros, no esta incluido en ese nosotros, simplemente porque no estamos a su altura, aunque esta en este momento, no sea promoción a un equipo de basketball.

Si, es cierto le dejaron un terreno lleno de reyertas, y no empezó el mundo de las balaceras con su presencia, ya es de antes, solo que antes no era tan evidente porque nadie decía esta boca es mía, y aunque para muchos poner mil parches a la cerca al mismo tiempo, es lo mejor , quizás debería pensarse en que de parte en parte, y no todo al mismo tiempo, se fuera recomponiendo la cerca, colocando partes nuevas, en lugar de mantener las viejas, que ya están hasta fosilizadas en cierta manera.

Pero bueno la onda no es politizar esto, sino ver que se puede hacer, y mas que nada hacer una gran cantidad de sacrificios al sol como lo hacían los abuelos y los tatas, ahí dejaremos el corazón palpitante de miles de guerreros para que el sol  siga avanzando.

Guerreros hay para realizar la labor, pero los guerreros dispersos, no dan resultado, hay que unirlos en una sola cuadra, y poco a poco por feroz que sea el enemigo, se podria hacer algo, estos guerreros, hoy como antaño, precisan de sacrificar miles de corazones al sol.

Así es invito a que sacrifiquemos miles de corazones en un solo momento, pero entendiendo lo que esto es en la tradición de Anahuac, y no en la del mito de la voz del extranjero que ve sanguinarios actos, crueldad infinita.

Los corazones son los propios, pero no muertos, así no sirven, sino dando todo el esfuerzo posible hasta el ultimo latido, dando corazón y vida en el intento, no importa si no eres el mejor, no importa si no resaltas como “el que hizo”, pero serás parte de los que “lo hicieron” un pueblo unido no precisa de lideres mas que para guiarlos sabiamente, pero el también debe de meterse a llenarse de lodo y sacar callos en sus manos, no solo a decir “ve y haz”

Sacrifiquemos el corazón propio al sol, pero como ya sabemos el sol, no es el cuerpo celeste que vemos día con día, sino el sol interno, el que nunca debe dejar de moverse, el sol que nos mueve, el que hace que los demás digan sigamos al sol y donde decimos nosotros cuando lo vemos, sigamos el sol, ese es el corazón que se sacrifica por el movimiento del sol, el que empeña la palabra de verdad, el que tiene un rostro propio que mira lo que su palabra ha empeñado, volverse realidad, el corazón firme que late sin descanso en pos de ver su realidad consumada, o quedar en el intento de tenerla.

Quiauhcoatl Tlacatecolotl
Tepeilhuitl 2011
Tlachcocan in Tlahzotla




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