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TLAMATINI
MATERIALES PARA LA TRANSFORMACIÓN
DE LA ENSEÑANZA
Y LA CULTURA
Diciembre de 1985 numero 5
Armando Blanco
Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente, UNAM
LOS GOBIERNOS SOCIALISTAS DE ANAHUAC
Estudio basado en las
fuentes históricas
Por
IGNACIO ROMEROVARGAS E
ITURBIDE
Doctor
en Derecho, en Filosofía, Ciencias Sociales, Teología e Historia.
Director
del Instituto de Investigaciones de la Cultura de Anáhuac.
Catedrático
de historia de la Facultad de Altos Estudios de la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Miembrote la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Presidente
de la Academia de Derecho de Anáhuac en la Asociación de Abogados de México. Primer premio del Senado en el certamen
histórico, político concertado por el mismo, etc., etc.…
INTRODUCCIÓN:
Ya
vimos con Freud en “El malestar de la Cultura”
(Tlamatini núm.2) que la cultura occidental es una cultura
neurótica; analizaremos
igualmente el caso de Hernán Cortés, a través de Doña Eulalia (Tlamatini
núm.4),con el doble propósito
de, por un lado, verificar
en un caso concreto, el tipo de individuos que genera dicha cultura, y
por el otro lado, reflexionar
sobre la clase de personas
que vinieron a “civilizar” a los “atrasados” habitantes del Anáhuac y de
la región Inca; por ultimo
acompañamos a Santiago Ramírez en su análisis “El mexicano, psicología
de sus motivaciones”
(Tlamatini núm. 3), donde
conocimos la hipótesis sobre la devastadores efectos sicológicos,
culturales, políticos y sociales
que acarreo la invasión
europeo-occidental sobre el Anáhuac, a partir de la denominada
“conquista” efectuada por
los españoles, hipótesis
que de tener fundamento, necesariamente tendría que ser tomada en
cuenta por quienes se plantean LA TRANSFORMACIÓN RADICAL
de la sociedad mexicana.
Estarían incapacitados para la transformación social partieran de
supuestos demasiado generales,
prestados o
correspondientes a otros tiempos o naciones, o también quienes que
desconozcan aquello que pretende ayudar a transformar.
Si
ya nos quedáramos hasta
aquí, con la recopilación de materiales para el balance de lo que ha
significado la presencia de Europa
en América durante estos
quinientos años que se cumplirán en 1992 (razón por la que tanto la
asamblea de autoridades Zapoteco-Chinantecas,
como los indígenas de 15
naciones latinoamericanas, alcanzaron sendas convocatorias a fin de
efectuar el mencionado balance
e igualmente rechazar la
“celebración” o fiesta que para ese año esta preparando España y algunos
gobiernos e
instituciones de América
desmemoriados (ver Tlamatini núm. 1, págs. 11-18). Para que el análisis
que se persigue sea completo,
resulta indispensable
obtener una visión –lo más desideologizada posible de que tipo de
cultura –y que organización
político-social derivada de
ella- había en el Anáhuac a la víspera de la invasión europea que se
inicio el 12 de octubre de
1492.
Precisamente
con el propósito de llenar
ese hueco (y también porque esta superagotado el texto que en este
número de Tlamatini vamos a
resumir), hemos
seleccionado el libro “LOS GOBIENOS SOCIALISTAS DEL ANAHUAC” del doctor
en Derecho Ignacio Romerovargas
(Editorial Romerovargas,
Méx., 1978). Esta obra a nuestro juicio cubre varias condiciones:
1)
Refleja no sólo un extenso sino también profundo conocimiento sobre la
cultura del Anáhuac.
2)
Escapa
a la visión españolista y occidentalizada que únicamente quiere
ver en México antiguo
sacrificios humanos, antropofagia, culto al diablo, etc., etc.
3)
Alude
igualmente la visión marxista (o seudomarxista) que también a fuerzas
sólo quiere ver esclavos,
modo de producción asiático, clases sociales, explotadores y explotados,
etc., en lugar de partir
de la realidad misma para
de allí construir los conceptos, generalizaciones y teorías que le
correspondan no en balde la advertencia
de Romerovargas (que
incluso es una ley para antropólogos, sociólogos y demás investigadores
de lo social):
“nada
comprenderemos del Anáhuac
si pretendemos encontrar en ellos los principios básicos de la cultura
occidental, que en muchos
aspectos estaba y esta
atrasada con respecto a la evolución lograda por aquellos en el momento
de su despiadada destrucción.
Se requiere un gran
esfuerzo de comprensión y de adaptación para vislumbrar la verdad
contenida en el sin numero de mentiras
que escribieron los
desconcertados vencedores que pretendieron hacer de nuestra historia un
vertedero de ignominia, por obvias
razones, ya que por su
falta de comprensión, no podían escribir sino lo que entendieron e
inventaron, adulterando los hechos
con interpretaciones muy
suyas y a menudo mal intencionadas por razones económicas, políticas y
religiosas.
en
el estudio de las
instituciones anahuacas, para no malinterpretarlas, ante todo hay que
tener siempre presente el hecho evidente
de que se trata de una
cultura original, diferente de la occidental, cuyo desarrollo obedece a un principio integral
y que procede de distinta
economía, cultura en la que se funde en un todo armonioso e
indispensable de deslindar (porque sus
elementos se implican unos a
otros) lo que para el occidental serian –por separado-: ciencia,
religión, derecho, costumbres,
milicia, comercio, fisco,
administración, vida social estado.
A
esta dificultad de carácter
técnico más que otra cosa, habrase de añadir la necesidad de doblegarse
a los principios rectores
de la mentalidad indígena,
ya de carácter filosófico, religioso o jurídico, para aquilatar las
consecuencias practicas que
dieron lugar en sus propias
instituciones.
De
hecho, e en el territorio
de Anáhuac, existía diversidad de lenguaje, pero entre todos los idiomas
autóctonos, como entre
los europeos, había entre
si equivalencia de sentido; más entre el lenguaje de los europeos y el
de los anahuacas no existe
esa equivalencia, es decir,
que no habiendo identidad de pensamiento, tampoco puede haber
traducción exacta. Ambos responden
a dos desarrollos
diferentes de la cultura, cuyo contenido, sobre todo en materia
política, difiere completamente, aunque
los términos pudieran tener
traducción literal.”
¿Pero
a que “principio integral”
regulador de toda la vida social del Anáhuac se refiere Romerovargas.?
Otro investigador,
Justino Fernández,
coincidiendo en ello, lo plantea en los siguientes términos:
“ahora
bien, toda la concepción
cósmica azteca esta basada en la lucha de contrarios… de este principio
religioso (no es un
principio religioso sino
filosófico; abp) fundamental se deriva todo el orden de la existencia
social e individual de los
aztecas, la severidad de
sus formas de vida y de su arte.” (Justino Fernández, “Arte mexicano”.
Edit. Porrúa,
Méx.1980, pág. 45)
Por
si todavía quedara alguna
duda, recurramos ahora a quien probablemente sea la máxima autoridad en
este campo hasta el momento,
el Doctor en Filosofía
miguel León-portilla quien dice:
“La
idea de la lucha aplicada
antropomorficamente a las fuerzas cósmicas, es precisamente la forma
encontrada por el pensamiento
náhuatl para explicarse el
acaecer del universo. Este ha existido en diversos periodos de tiempo.
Al principio, recién creado,
hubo un equilibrio de
fuerzas…más, este primer equilibrio no fue algo estable; las luchas
mítica de Quetzalcóatl
y los varios Tezcatlipocas
habían de romperlo, porque como ninguno de los cuatro dioses (o fuerzas
cósmicas; abp) existe por
si mismo ni es en realidad
sostén del universo, ya que esto es obra de Ometeotl, su condición es
también precaria e inestable,
solo Ometeotl, -dualidad
generadora y sostén del universo- esta en pie por si mismo. Sus hijos
(metafóricamente hablando;
ab), los cuatro primeros
dioses, son fuerzas en tensión y sin reposo, llevan en sí mismos el
germen de la lucha, en un afán
de predominio, cada uno
tratara de identificarse con el sol, para regir entonces la vida de los
hombres y el destino del mundo.
En cada edad de la tierra
–en cada sol- predomina uno de aquellos, simbolizando a la vez un
elemento –tierra,
aire, fuego y agua- y uno
de los cuatro rumbos del mundo. el breve lapso de tiempo en que logra
mantener a raya el influjo
de las fuerzas rivales,
constituye una de las edades del mundo, que a los mortales parecen tan
largas, más al fin sobreviene
la lucha y la destrucción, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl combaten, se eliminan uno a otro y reaparecen de nuevo en el
campo de batalla del universo. Los monstruos de la tierra, el viento,
el fuego
y el agua son las fuerzas
que chocan, viniendo con ímpetu desde los cuatro rumbos del mundo.
Y
así –de acuerdo con una
velada dialéctica que en vano pretende armonizar el dinamismo de
fuerzas, contrarias- se van
sucediendo las varias
edades del mundo –los soles-, como decían simplemente los nahuas. De
entre ellos, los aztecas
concibieron el ambicioso
proyecto de impedir, o al menos aplazar el cataclismo que habría de
poner fin a su sol, el quinto
de la serie. esta idea, que
llego a convertirse en obsesión, fue precisamente la que dio aliento y
poderío a los habitantes
de Tenochtitlan, haciendo
de ellos, como ha escrito caso; un pueblo con una misión, un pueblo al
lado del sol en la lucha
cósmica…la idea de que el
azteca era un colaborador de los dioses; la concepción de que en su
acción radicaba la posibilidad
de que el mundo continuara
viviendo, permitió al pueblo azteca sufrir las penalidades de su
peregrinación, radicarse en un
sitio que los pueblos más
ricos y más cultos no habían aceptado, e imponerse a sus vecinos
ensanchando constantemente su dominio
hasta que las huestes
aztecas, llevaron al poder de tenochtitlan a las costas del atlántico y
del pacifico… tal fue
la viviente conclusión
–continua León-Portilla- descubierta por los aztecas, que pronto paso a
ser una verdadera inspiración
mística, unificadora en sus
actividades personales y sociales alrededor de la idea de la
colaboración con el sol… más
esto, que sin duda
constituyo uno de los puntos fundamentales de su religión y aun de su
concepción imperialista del mundo,
no debe hacernos olvidar su
base estrictamente filosófica. porque si los aztecas sacaron esa
conclusión místico religiosa
del antiquísimo mito
náhuatl de los soles, en realidad dicho mito en si –independientemente
en sus aplicaciones religiosas-
encierra la explicación
náhuatl, del acaecer cósmico.” (León-Portilla, “Filosofía Náhuatl”,
Edit. UNAM.
Méx. 1979, págs.98-100).
Esta
compleja conclusión general
–teoría- sobre el universo ¿a qué tipo de pensamientos particulares dio
lugar necesariamente
en cada uno de los
diferentas aspectos de la vida (educación, organización social,
política, propiedad, trabajo, vida personal,
etc.)?
Igual
que con el Método
Científico que primero analiza la realidad (no la teoría) para después
construir –por inducción- las
más generales abstracciones
(categorías, leyes y teorías) y así, sólo así, enseguida pasa mediante
el método constructivo
a derivar de lo general
otras abstracciones menores o cada vez más particulares para, por
último, cotejarlas con la realidad
y verificarlas, comprobar
si se ha hecho un buen trabajo científico o no, así también la Cultura
del Anáhuac construyo durante milenios) una
filosofía, una concepción
del universo, una respuesta general a las omnipresentes preguntas sobre
el origen del mundo y el
hombre, y por lo mismo,
sobre su posible destino (está en preparación un resumen al respecto,
tomando como base la “Filosofía
Náhuatl” de León-portilla),
e igualmente, una vez delineados los aspectos esenciales de esta
concepción (que proviene
probablemente desde los
olmecas, antes de la era cristiana), ella sirvió de base para de ahí
deducir concepciones de nivel
abstracto intermedio
(envueltos, como dice León-Portilla, en el ropaje místico-cósmico, lo
que no les quita su connotación
filosófica), para
finalmente, con base en todo lo anterior, “aterrizar” en la construcción
de concepciones coherentes
para la vida cotidiana en
general).
Una
conclusión-convicción de
nivel intermedio y de primera importancia (de influencia determinante)
en el Anáhuac fue la siguiente:
“LA
EXISTENCIA DE LAS COSAS NO COINCIDE CON LA DE LOS INDIVIDUOS, (ESTE PRINCIPIO) DETERMINO ELCARACTER
DE LA POSESION, EL HOMBRE POSE LOS BIENES, PERO LOS ABANDONA
VOLUNTARIANMENTE O CON LA MUERTE.” (Romerovargas,
po. Cit. P. 29).
Lo
anterior los llevo a la
conclusión trascendental de que mientras el individuo desaparece, la
colectividad permanece. No sorprende,
por lo tanto, que fuera a
ésta a la que se le brindara en el Anáhuac trato especial, que fuera a
ella a quien se tratara prioritariamente
de engrandecer,. Confirma
lo dicho las siguientes consideraciones.
“el
derecho establece en
vinculo entre personas con respecto as los bienes, y por ende, varia
totalmente en ambas culturas; no
se debe pues calificar de
precario o no, (es) un derecho simplemente distinto. Los bienes, para el
indígena, responden a las
necesidades de la
colectividad, por lo que esta (la colectividad), es la que determina su
destino de acuerdo con el principio
económico de conveniencia
social e individual. Por consiguiente, el derecho de propiedad, en toda
su plenitud y a través de
todos los tiempos,
pertenece a la colectividad a los individuos corresponde tan solo la
posesión, con las modalidades establecidas
por la tradición, pudiendo
los particulares acrecentar sus posesiones en proporción a la bonanza de
cosechas y trabajo desempeñado
en una industria a los
servicios prestados a la comunidad.” (Romerovargas, op. Cit. P. 29-30).
Esto
es en cuanto a la
propiedad. Luego veremos las formas concretas que asumió y ya
entenderemos por qué, en cuanto a la “Organización
política nahuaca”, de
nuevo:
“primero
hay que determinar los
principios fundamentales de su organización para poder comprenderla. Así
como el pensamiento y las
creencias de los pueblos
son fruto de la observación y de la elucubración humana, la organización
política, está en intima
relación con el pensamiento
económico, científico, filosófico y religioso de los pueblos. del
concepto matemático, astronómico,
físico y biológico que
tuvieron del universo los anahuacas, mediante la observación de la
naturaleza y la reflexión, conformándose
a ella y superándola
también, establecieron un orden político y social
adecuado
a las condiciones físicas,
económicas y científicas, con el propósito fundamental de promover y
preservar la vida de la colectividad
en el país, alcanzando de
tal suerte un alto grado de cultura y conocimiento, tanto de la
naturaleza de la tierra como del
universo, solo mediante
esta forma colectivista de organización de la actividad humana (que es
la cultura), integrando grupos
por servicios de trabajo
activo (denominado tequiyotl: fuera por riguroso turno: abp) y la
ocupación total del territorio
productivo, pudieron vencer
las dos grandes deficiencias que había en el país: la carencia de
bestias de tiro y de carga,
y la falta de cereales
panificables…
por
estas causas económicas,
los principios fundamentales de la organización política en Anáhuac
fueron diferentes de los de Europa,
donde privo una cultura
individualistas de ahorro basada en el atesoramiento y formación de
peculios e intereses particulares
que dan margen al despojo y
a la provocación ininterrumpida de guerras, justificando la usurpación,
por convenir así a sus
intereses.
Así
se explica que, en tanto
que en Europa los intereses económicos y los prejuicios raciales,
también europeo, determinaran sus
formas de gobierno, desde
la antigüedad clásica hasta la fecha. En Anáhuac en cambio, con su
cultura colectivista de esfuerzo
y servicio privara la
organización económica por TEQUIYOTL, oficios u ocupaciones, tomando en
cuenta la agrupación por servicios
en colectividades
autosuficientes.”
Igualmente,
un poco más adelante
veremos las formas concretas de organizaron política a que dieron lugar
estas concepciones colectivistas.
Por ahora, continuemos con
la búsqueda y comprensión de la existencia de criterios orientados
marcadamente comunitarios (no
individualistas) que
guiaban o determinaban las sesiones concretas de la vida en el Anáhuac.
Pasaremos ahora a la educación;
sólo que aquí nos parecerá
más clara la delimitacion que León-portilla hace al respecto (y que ya
habíamos citado en el resumen
“Mi Malestar de cultura”,
aunque con otro propósito. No afecto León-Portilla nos dice (op. Cita,
Pág. 21-22.
“…Así
como en la paideia de los
griegos se acentuaba probablemente más el carácter personalista, así
entre los nahuas, especialmente
en el imperio azteca, se
atendía de preferencia al segundo aspecto de la educaron: el de la
incorporación de los nuevos seres
humanos a la vida y
objetivos supremos de la comunidad, esta idea, que pone de relieve el
carácter comunitario de la “TLACAHUALIZTLI”
(arte de criar y educar a
los hombres), no debe, sin embargo, hacernos pensar en una absorción de
la personalidad 8rostro
y corazón) por parte del
grupo…
Lo
único, pues, que debe
destacar, parra comprender desde un principio los móviles nahuas en la
educación es el interés demostrado
por los dirigentes de la
comunidad en incorporar desde luego al ser humano a la vida del grupo,
en la que en adelante siempre
tendrá que desempeñar un
papel especial.
…Es
un hecho cierto que se
atribuía una gran importancia al momento en que, ingresado en cualquiera
de las escuelas, se incorporaba
así plenamente el niño o el
joven náhuatl a los moldes de la vida y cultura de la comunidad.”
Tomando
en cuenta los anteriores
principios y consideraciones, se podrá ahora si, entender a plenitud por
que el individuo no era
conceptuado en el Anáhuac
como “ENS” (ente individual), sino como funcionario de la colectividad,
concepto éste
legendario, pero para
nosotros nuevo (cual recién encontrado) y revolucionario pues estamos
adaptados por la cultura occidental
a una idea más bien
opuesta. Pero dejemos que con su propio documento Romerovargas sea quien
no los explique con todas sus
implicaciones.
“La
base primordial de su
organización era la familia, la que servia de modelo para la
organización total del estado (modelo que
concientemente tomaban de
una concepción cósmica, desde la fuerza esencial generadora de todo
cuanto existe en el universo,
Ometeotl, estaba
indisolublemente integrado siempre por un pelo masculino y otro
femenino, dualidad que en todo la trataba
de imitar o reproducir
–como muy claramente demuestra Enrique Florescano en “Memoria Mexicana”.
Edit. J.M.
contrapuestos-.pues al
funcionar tan sabiamente así integrado el universo, reproducida a
niveles inferiores, tal dualidad
o equilibrio de fuerzas
igualmente debía lograr esa perfección cósmica. Ello explica por que en
lugar de uno, en realidad
de uno tenían dos
gobernantes, el Tlatoani –portavoz u orador, principio masculino y
ejecutor, y su principio femenino,
el Cihuacóatl –mujer
serpiente, aunque el cargo lo ocupaba generalmente un hombre- que fungía
como administrador; (nota
abp) la mujer era
considerada la administradora de la familia, el hombre, el ejecutor…las
familias organizadas en Calpuli
eran dos categorías: Piltin
o Tepilhuan, principales o privilegiados (o condecorados; abp).
Considerados así en atención a
sus meritos o a los de sus
antepasados, y Machualtin, sufridos, el pueblo común, tal división no
corresponde en absoluto a
la europea de nobles y
plebeyos, como muchos lo creen.
Aunque
todo hombre nacía libre,
por determinadas circunstancias que no es del caso deferir, podía ser
vendido por sus padres u obligarse
a prestar un servicio
estipulado, quedando como familiar de su amo, Tlacohtli, comprado, y su
vez podía tener Tlacohin, comprados,
mal llamados esclavos, no
sujetos a su amo, esta servidumbre difiere profundamente de la
esclavitud que se conoció en otros
continentes, no estaban
considerados como “cosa” sino que estaban obligados a prestar servicios y
para ello eran
mantenidos como familiares
de la casa y eso, solo temporalmente.
El
hombre nacía libre, aunque
fuera hijo de Tlacohtli, comprado; pero siendo mortal transitorio,
relativo, su vida en función
de la permanecía de la
colectividad, debía desarrollarla de acuerdo con su posición social de
origen, con su lugar en la jerarquía
existente, con los signos
de su augurio y atendidos sus meritos particulares, posición social que
el mismo podía variar por
su esfuerzo personal
realizado en beneficio de la colectividad, o enajenando sus servicios a
otra persona…
La
persona no era considerada
como “ENS”, ente individual capaz de derechos y obligaciones, y todos
iguales ante
al ley; sino que era un
funcionario de la colectividad, un vehiculo de realizaciones colectivas,
un servidor de la comunidad,
es decir, un medio
en función de la misma. Pudiendo desarrollar su personalidad
con relación y en
proporción a sus servicios prestados a la colectividad, dentrote los
limites consagrados por la tradición,
y, por consiguiente, sus
privilegios no podían ser transferidos por herencia, excepto el de la
sangre, al nacimiento, sus
derechos y obligaciones
tampoco podían ser iguales ante la ley, sino relativos a su posición
social: a mayores privilegios
mayor responsabilidad…
La
voluntad individua se
fundían en el “querer colectivo” (o voluntad colectiva). “la costumbre” y
no
consistía en el dáselo
caprichoso del occidental.” (Romerovargas, op. Cit., pág. 25-27).
Es
esta última frase, que sintetiza lo anterior, están encerrados varios aspectos:
1)
Una
de las razones por la cual Romerovargas caracteriza a los pueblos del
Anáhuac como “socialistas”.
Aunque habría que profundizar más sobre lo correcto o no de esta
conceptualización,
lo cierto es que se
entiende que el autor lo haya hecho por el enorme predominio del
espíritu colectivista o comunitario en
dicha cultura.
2)
En
esta frase está también quizá el punto esencial de la diferencia
abismal
entre la cultura occidental
y la del Anáhuac y de la posible superioridad de esta última (en cuanto
a más propia para que
los seres humanos vivan más
felices). Claro, cualquiera objetaría que cómo siendo superior fue
vencida por pueblos de otra
cultura, en primer lugar la
derrota fue militar y política, no moral, ni social, ni cultural en
donde aun no se ha se ha escrito
la última palabra. la
cultura del Anáhuac no es la primera vez que se repliega y luego
re-florece (de los olmecas a los mayas,
zapotecas y teotihuacanos;
de éstos a los toltecas, y finalmente de estos últimos a los mexica,
como bien demuestra Miguel
León –portilla tanto en “De
Teotihuacan a los Aztecas”, editado por la UNAM, como en “Filosofía Náhuatl”.
Pero
aun así, para la derrota
militar, podrían esgrimirse muchas excusas (no deshonrosas sino al
revés) que explicarían por que
fue posible. Ya Doña
Eulalia ha demostrado que los anahuaca fueron sorprendidos por el hecho
de encontrarse por primera vez
frente a hombres que no
respetaban su palabra ni ninguna norma de guerra, no obstante hay otra
razón de mayor importancia.
Los pueblos del Anáhuac, y
más particularmente los nahua y los mexica, vivían tan embelezados con
la vida, con sus reflexiones
filosóficas, matemáticas, astronómicas
y estéticas (cuando menos), que olvidaron
un tanto el mundo material y
sobre todo lo técnico (quien conozca la esencia de los poemas
filosóficos nahuas, no dudara de
la anterior observación).
No se protegieron porque no sospechaban que otro gran conjunto de
humanos se desarrollaban en otras
tierras con aspiraciones
muy diferentes, tan diferentas que amenazaban con el exterminio a los
demás. Caro pagaron Asia, África
y América este “descuido”.
Dejemos una vez más que sea León-portilla quien nos explique con sus
propias palabras
lo antes dicho:
“por
esto en todos los ordenes de la cultura náhuatl hallamos siempre
presente el arte: “la
divinización de las cosas”,
como el factor decisivo, comprenderemos ahora que siendo la belleza, lo
divino y esto a
su vez, lo verdadero, lo
auténticamente enraizado, todo al pensamiento filosófico náhuatl, giro
alrededor de una concepción
estética del universo y la
vida. Conocer la verdad fue para los tlamatinime expresar con flores y
cantos el sentido oculto
de las cosas, tal como su
propio corazón endiosado (mediante la técnica “teloteotl” que significa
“corazón
endiosado, inspirado en
éxtasis”; abp) les permitía intuir. Cultura y filosofía de metáforas, o
aspiro a develar por
completo el misterio, pero
hizo sentir al hombre que lo bello es tal vez lo único real, y como
pensamiento y tendencia a la
vez, pretendió dar un
rostro sabio a los seres humano, suscitando en ellos el ansia de robar
cantares (sabiduría poética;
abp) y belleza, en su
impulso en pos de lo bello, vislumbro el hombre náhuatl que
embelleciendo por un momento siquiera a
las cosas que se quiebran,
se desgarran y perecen, tal vez se logra ir metiendo la verdad en el
propio corazón y en el mundo.
Tal
fue, según parece, el alma del pensamiento filosófico náhuatl, una
concepción valedera quizás en su
esencia para un mundo
atormentado como el nuestro. “flor y canto” (filosofía poética), camino
del hombre, que
consciente de su propia
limitación no se resigna a callar sobre lo que puede dar sentido a su
vida. En función a esto, vieron
los tlatinime su mundo y
estructuraron su cultura, al lado de una técnica embrionaria, su
espíritu supo elevarse a las alturas
del pensamiento matemático,
a través del cual contemplaron “el reconocimiento de los astros por los
caminos del cielo”
y una de las más altas
cumbres del pensar filosófico, que les permitió ver y comprender su vida
con flores y cantos.
PERO EN CONDICIÓN MISMA DE CAUTIVO, ENAMORADOS DE LOS ASTROS Y LO BELLO, FUE LA
OCASIÓN PRINCIPAL DE SU RUINA AL TIEMPO DE LA
CONQUISTA.
Algo
así como si el mundo
cambiante de Tlaticpac –en misteriosa dialéctica-hubiese urdido un
desquite. La cultura de metáforas
y números fue destruida con
las armas de hierro y fuego, se desvaneció como un sueño; “sus plumajes
de quetzal se rasgaron,
sus obras de jade se
hicieron pedazos… “y solo quedo su recuerdo. La memoria de un mundo
bello: endiosado y verdadero,
hasta el día en que la
belleza tuvo que huir al lugar de su origen, al mundo de “lo que nos
sobrepasa” (topan
mictlan), cuando fueron
abatidos los sabios, quemados los códices convertidos en montones de
piedras sin forma las esculturas
y los palacios.
Más,
cabe afirmar que en medio
de la desgracia venida de afuera. La formaron humana de los nahuas,
“rostros sabios y corazones
firmes”, conservo su
grandeza hasta lo último. En su postrera actuación ante Cortes y los
doce primeros frailes, después
de expresar sus razones, no
vacilaron en afirmar Los Tlamatinime, frente a la imagen de su cultura
destruida: si como sostenéis
nuestros dioses han muerto,
dejadnos mejor ya morir…”
Así
amaron los Tlamatinime su
propia cultura, viviendo en su mundo y sabiendo morir por el. Enseñanza
final de un pueblo maravilloso
que descubrió, para pensar,
el camino de las flores y el canto.” (León-Portilla, op. cit., pág.
22-23)
1) Por
último, la cita de Romerovargas que estamos analizando, encierra la
explicación de por qué sobrevino
un total desquiciamiento
psicológico (que ya estudiamos en “El Mexicano, Psicología de sus
motivaciones), político,
económico y social debido a
la imposición violenta de una cultura y orden social, tan contrario al
que existía y que hasta
la fecha no ha funcionado
dado que una buena parte del pueblo mexicano, de una forma u otra, se ha
mantenido fiel a la antigua
“regla de vida” (en
náhuatl): HUHUETLAMANITILIZTLI y a la antigua concepción del universo
prevalecientes en el
Anáhuac, debido a que con
ellas logró una vida más feliz y plena que con las impuestas. No se
trata tampoco aquí de creencias
simples u opiniones sin
fundamento. Existen testimonios irrefutables “de los vencidos” como el
que a continuación
trascribimos.
“preguntando
a un indio principal de
México qué era la causa porque ahora se habían dado tanto los indios a
pleitos y andaban tan viciosos
dijo: “porque ni vosotros
nos entendéis, ni nosotros os entendemos, ni sabemos que queréis,
habednos quitado nuestra
buena orden y manera de
gobierno; y la que nos habéis puesto no la entendemos, anda todo confuso
y sin orden y concierto,
los indios hanse dado a
pleitos porque los habéis vosotros impuesto en ellos, y siguense por lo
que les decís, e ansi nunca
alcanzan lo que pretenden,
porque vosotros sois la ley y los jueces y las partes y cortáis en
nosotros por donde queréis,
y cuando y como os antoja,
los que están apartados que no tratan con vosotros, no traen pleitos y
viven en paz; y si los tiempos
de nuestra gentilidad haría
pleitos, eran muy pocos, y se trataba mucha verdad e se acababan en
breve porque no había dificultad
para averiguar cual de las
partes tenia justicia, ni sabían poner las dilaciones y trampas
de ahora” (citado por León-Portilla, op. Cit., pág. 239).
ORGANIZACIÓN POLÍTICA
Con
todo lo visto hasta aquí,
quizá ya hayamos cubierto las condiciones mínimas para abordar la Organización Política
del Anáhuac sin dar lugar
a interpretaciones mal
intencionadas o fruto de la ignorancia o de información insuficiente,
que aun en el presente sigue
dando pie a conceptos como
el de “Imperio Azteca” en lugar de “Confederación del Anáhuac” o que ha
llevado a traducir (?)
Tlatoani como Rey o Gobernante, en lugar de, atendiendo a sus raíces
etimológicas y el contexto general
en que se usaban, “El que
lleva o tiene la palabra, el portavoz, el orador”, quien por lo mismo
nunca actuaba
en función de sus
decisiones individuales (como en Europa u Occidente), sino asentando el
mandato de diferentes instancias
colectivas o asambleas que a
continuación veremos:
“a
diferencia del sistema
europeo, en el que la voluntad personal, usurpa o suplanta el querer
colectivo, mediante el aparato
de una elección.
Produciendo la ficción jurídica denominada representación en la que el
representante, después de la elección,
actúa en el futuro por su
propia cuenta a su guisa y antojo, pero a nombre ajeno, o sea
desprovisto de verdadera responsabilidad,
en el sistema anahuaca en
cambio, la voluntad personal se une y disuelve en el querer colectivo,
los casos se resuelven de
acuerdo con la tradición y
la desarrollan:
EL INDIVIDUO NO ES EL REPRESENTANTE DEL PUEBLO, LA ASAMBLEA ES LA QUE REPRESENTA Y ES EL QUERER
COLECTIVO
Cuyos
miembros definen y formulan
dicha voluntad, como custodios y defensores decididos de las costumbres
de la comunidad. Es la
comunidad jurídica
manifestada en acto. Prácticamente toda determinación se tomaba en
asamblea y siempre de acuerdo con el
sentir general y la
tradición. Así consideradas, las asambleas constituían un verdadero
sistema de organización social totalmente
diverso al de occidente,
pues funcionaban como derecho colectivo… basta saber basta saber lo que
hemos aprendido en
estos párrafos, para
aquilatar la influencia profunda que tuvo el elemento colectivo en la
organización política de los pueblos
del Anáhuac.”
(Romerovargas, op cit. Pág. 19-22).
No
esta de más repetir los dos
aspectos fundamentales de la concepción filosófica que animaba todas
las organizaciones sociales
y en particular las del
tipo político en el Anáhuac; la transitoriedad o fugacidad de todo lo
existente “La
Tlaltípac”
(lo que esta sobre la tierra, expresión que utilizaban para
diferenciarlo de “Topan
Mictlan” , lo más allá, lo
que nos sobrepasa, lo que está después de la muerte), y en segundo
lugar, LA DUALIDAD
(Ometilixli), el carácter contradictorio (compuesto insoludiblemente
de fuerzas contrarias,
complementarias pero también en eterna lucha) de todo lo generado en el
universo. Ello los llevaba
a considerar al individuo
quizá como hoja que el viento zarandea hacia todos lados y después de
seca la tira (el hombre mortal,
transitorio y relativo); de
ahí la tendencia a fortalecer LO COLECTIVO que tenía o tiene un poco
más de PERMANENCIA.
“el
hombre nacía libre, aunque
fuera hijo de Tlacohtli, comprado, pero siendo mortal, transitorio,
relativo, su vida en función
de la permanencia de la
colectividad…” (De aquí que en) “su cultura” colectivista de refuerzo y
de
servicio, privara la
organización económica por Tequiyotl, oficios u ocupaciones, tomando en
cuenta la agrupación por servicios
en colectividades
autosuficientes. De aquí, el carácter particular en sus instituciones
cuyos principios fueron fundamentalmente
los siguientes:
1.
La
ocupación total del territorio aprovechable, por lo que establecieron
el sistema de Calpoltin.
Caseríos, rurales de casas dispersas, bienes comunes y trabajo,
Tequiyotl, faena, por riguroso turno.
2.
La
base fundamental económica era la agricultura, por lo que se estructuro
una organización política,
social y litúrgica basada en ciclos calendaricos de los diversos
productos agrícolas combinándolos
y sujetándolos a la
producción de las diversas regiones del país, por eso estudiaron y
conocieron admirablemente los ciclos
de producción de toda la
fauna y flora del país.
3.
Por
la razón anterior, establecieron como principio fundamental la
distribución
de productos y reparto de
ellos por medio de un doble sistema, a) ya con una organización
admirable de comerciantes y del
comercio, b) con la
administración, recolección y redistribución de impuestos o tributos en
todo el país, realizando un intercambio
extraordinario entre las
zonas de producción agrícola y los centros manufactureros.
4.
Siendo
la agricultura y la manufactura las bases económicas, para darles
estabilidad y firmeza,
establecieron e integraron zonas económicamente autosuficientes,
autónomas (que se norma a si mismas)
y autarquicas (que se dan
su propio gobierno) por medio de pactos de amistad, vínculos
matrimoniales, o en ultimo caso por
tratados de paz,
estableciéndose el reparto de costumbres, estatuto jurídico y economía,
locales y regionales, por parte de
las federaciones.
5.
Establecieron
una superestructura de carácter federal e interestatal (válida
para todo el Anáhuac; abp),
en materia política, educativa, científica y cultural (para ello
periódicamente tenían reuniones
de sabios de todas las
regiones, como quedo grabado por ejemplo en la pirámide de Xochicalco en
el año 700 a.c.,
aproximadamente; abp), con un sistema impositivo o tributario,
antes mencionado, adecuado a
las necesidades tanto del gobierno como de las diversas entidades de la
federación, ya para subvenir
a los gastos públicos o
para
La
redistribución de la
producción de unas regiones a otras en combinación con dicha
organización en materia mercantil.
Dados
estos principios fundamentales podemos distinguir dos clases de organizaciones:
A)
Las
territoriales, que eran: 1.-El Calpulli rural (autónomo y disperso);
2.-El Calpulli urbano
(autónomo y concentrado a manera de barrio); 3.-La región o Icniuhtli de
Calpoltin, hermandad, fraternidad,
grupo de amistad de
caseríos (entidad regional autónoma) llamado Tlatocáyotl, gobierno
(insisto, aún el propio Romerovargas
no hace aquí una traducción
ni etimológica ni de sentido; Tlatocáyotl tiene dos raíces, “cáyotl”
que significa
conjunción, arte o legado
–así Toltecayotl se traduce como “conjunto de tradiciones y de
descubrimientos debidos
a los toltecas”-y “Tlato”,
que viene de la raíz “Tlatos” que quiere decir “hablar”
–por eso Tlatoani es “el
que habla bien”; ver diccionario de la lengua Náhuatl de R. Simón, pág.
674- en
estas circunstancias la
traducción de Tlatocáyotl, que ya el propio Romerovargas reconoce que no
puede ser fiel, quedaría
así: Arte e instancia de
orientación o guía al pueblo mediante la palabra cultivada; abp); 4.-
Los territoriales o señoríos
del estado (autónomos, pero
la autoridad dependía del estado) llamados Tecohyotl, señorío; 5.- El
estado (independiente) llamado
Hueytlhtocayotl, gran
gobierno; y 6.- Federación de estados llamada Tlatacaicniuhyotl,
hermandad o amistad de gobernantes,
o tecpillotl, conjunto de
principales o palaciegos.
B)
Las
institucionales, jerarquías centralizadas de gobierno (creo que
quedaría
mejor traducir, por toda la
argumentación dad por el propio Romerovargas, como autogobierno; abp),
que podía ser: locales
(la organización religiosa,
los gremios industriales, las sociedades de señores) o federales (las
jerarquías educativa, administrativa,
fiscal, judicial,
gubernamental o política, la comercial y la militar).
EL GOBIERNO DE TODA AGRUPACIÓN, TANTO TERRITORIAL COMO INSTITUCIONAL, CORRESPONDÍA A UNA ASAMBLEA DE ANCIANOS
O EXPERTOS EN LA MATERIA, ELEGIDOS POR LOS MIEMBROS DE LA AGRUPACIÓN. NADA SE HACIA, AFIRMAN LOS CRONISTAS, SIN
CONSULTAR EN ASAMBLEA.
Esta
(la asamblea),
invariablemente era encabezada por dos jefes, cuyos puestos generalmente
eran vitalicios; uno era Administrador
y otro Ejecutor, casi
siempre el primero anciano y con derecho de sucesión, y el otro más
joven, era elegido por la asamblea
(los Tlatoani, como
Moctezuma; abp), dependiendo de las circunstancias particulares de cada
agrupación, la determinación de
las normas y procedimientos
de ejecución. La asamblea se llamaba “In Cohuáyotl, circulo a manera de
serpiente.”
(Romerovargas, op. Cit.
Pág. 20-22)
Sobre
lo político, cabe todavía una aclaración más del autor.
“La
organización política y el
sistema de gobierno en los pueblos de Anáhuac (desde California a
Nicaragua), no corresponden a
un tipo ideal, considerando
las cosas según estimamos que deberían ser, como lo hacen los europeos,
sino que constituyen un
verdadero prototipo en el
que se consideran los hechos conforme a su indudable realidad, adaptados
a las circunstancias económicas,
geográficas y sociales de
dichos pueblos, y en el que se ven combinados en
forma
sorprendente y
eminentemente practica, elementos que solemos llamar: liberales,
democráticos (gobierno del pueblo), aristocráticos
(gobierno de los mejores),
oligárquicos (gobierno de pocos) y monárquicos (gobierno de uno solo),
propios de la cultura occidental,
sin que privara ninguno de
ellos, presentando además características propias y muy diversas.”
(Romerovargas, op. Pág.
19).
Una
prueba de esta
originalidad, quizá sin parragón en el mundo, es la existencia del
Cihuatlahtocan, “Consejo Supremo de
Mujeres”, encargado de
dilucidar y decidir en todo lo que se refiriera a las mujeres y sin
intervención de los hombres:
El
gobierno de Tenochtitlan, y
probablemente de los demás gobiernos de Anáhuac, de quienes carecemos
de datos, se adelantaron
con cinco siglos a los
pueblos occidentales en torno a la liberación de la mujer, que ahora
está tan de moda.
Paralelo
al Tlahtocan que concernía
al gobierno general del estado, existía un consejo supremo para gobernar
a las mujeres llamado
Cihuatlahtocan, integrado
por catorce mujeres nombradas también por elección popular, estas
llamadas Cihuatlahtoque, mujeres
gobernantes, encabezadas
por dos jefas; una Cihuatlahtoani, mujer que habla gran ejecutara de
ordenes, y una Cihuacohuatl,
mujer serpiente, gran
administrado, quienes gobernaban en forma suprema a todas las mujeres
del estado Temochca.
Tal
consejo supremo tenía bajo
su dependencia a las jueces de los tribunales de mujeres, quienes eran
juzgadas independientemente
de los hombres. El consejo
supremo que tenían., gobernaba también a los gremios de mujeres, como
las hilanderas y tejedoras,
a los grupos de mujeres
comerciantes que operaban principalmente en Tlatelolco; a las escuelas
de jóvenes llamadas Ichpocalli
anexas a los Calpotin; a
las Ticita o parteras; se encargaban de la educación de las princesas
llamadas Tecuichpo, vigilaban
en el Cuicacalli, casa de
campo y en el Mixcohuacalli, casa de baile, a las jóvenes para que los
bailes se realizaran con
entero orden y honestidad…
veían y cuidaban para que hubiera respeto mutuo entre los maridos y sus
esposas… Esta
organización por órdenes de
Moctezuma El Magnifico, fue respetada y apoyada por los poderes del
estado, y eran severamente
castigados los que
infringieran por cualquier concepto el decoro y respeto que se debe a
las mujeres.” (Romerovargas.
Op. Cit. Pág. 118-119).
Veamos
LAS CIENCIAS que se
estudiaban en las escuelas del Anáhuac (El Calmécac Telpochcalli), que
aún sin todo lo antes visto por
si solas darían un mentís
rotundo a quienes desde el siglo XVI hasta el XX han calificado a estos
pueblos de ignorantes, atrasados
e incultos:
“Las
Materias que se enseñaban en las escuelas eran fundamentalmente:
- La TLAPCHUALIZTLI, ciencia de cuentas o matemáticas.
- La ILHUICATLAMACHTILIZTLI, conocimiento del cielo y de los astros, astronomía.
- La ILHUITLAPOATL AMOXTLI, libro de la cuenta de los días.
- El TONALAMATL, libro de los días.
- La NEPILLAHTOLMACHTILONI, arte de hablar con elegancia como los PILTIN, principales.
- La CHICOQUIZTIUH TLAXTLAHUILIZTLI, ciencia de los censos o estadísticas.
- La TLAHTOCAMECAYOMACHTILIZTLI, ciencia de gobernar.
- La TLAHTOCAMECACHTILIZTLI, conocimiento de las genealogías, heráldica.
- La PAHNAMACHTILIZTLI, conocimiento de las medicinas, la farmacopea.
- La PAHMACTILIZTLI, conocimiento de la medicina, el cual tenía varias especialidades…
- La TEOTLAMACHTILIZTLI, conocimiento de reverenciar lo supremo, teología y liturgia.
- El CAHUITLAMACHILIZTLI, conocimiento de la historia.
- El YEHUECAUHTLATOLTIN, historia de las cosas antiguas.
- El HUHUELTLATOLTIN, los dichos de los ancianos.
- El TLACUILOLIZTLI, el are de pintar y representar en grifos.
- La TOYOLIAMACHTILIZTLI, la ciencia del impulso o ímpetu vital, el alma.
- El QUIAUHTLAZOLMACHTILIZTLI, el arte de ahuyentar y convocar las lluvias, etc.
Los
anahuacas trasmitían las
enseñanzas ya sea tradicionales o de observación experimental, por medio
de pinturas y grifos explicados
verbalmente y memorizados
de generación en generación, sus métodos de investigación eran sumamente
ingeniosos, colmados de
paciencia y perspicacia.
Como para ellos todo tenía razón de ser, el mundo era todo movimiento y
vida, investigaban acuciosamente
el objeto, constitución o
costumbres de animales, plantas, minerales, cosas y lugares, dándoles
nombre sumamente apropiado,
a su condición física o
mental. Podemos señalar como ejemplo, que es el único pueblo del mundo
que haya registrado y analizado
cuanto vegetal comestible
hubiera en su territorio, pues no hay planta comestible que hubiese en
el Anáhuac, que no la hubieran
clasificado, puesto nombre y
hecho de ella un manjar, no hay planta venenosa o curativa de que no
hubiesen estudiado sus efectos,
ni hay animal de esta
tierra del que hubiesen estudiado sus costumbres o probarlo para saber
sus cualidades nutritivas, medicinales
o intoxicantes (véanse las
obras de Francisco Herrera y el códice Badiano)… su relación era la
ciencia.” (Romerovargas,
op. Cit. Pág. 77-78.
Menciona
igualmente el autor que la
educación en el Calmécac y el Tepochcalli no estaba deslindado de las
necesidades colectivas ni
de la práctica, razón por
la cual los jóvenes “iban todos juntos a trabajar donde quiera que
tenían orden “. Pero
de ninguna manera se piensa
que todo era solo trabajar y estudiar pues al caer la noche “iban a sus
casas bañabanse,
y untabasen de tinta todo
el cuerpo; ponían sus atavíos, según era su grado o dignidad, e iban al
CUICACALCO. “Era costumbre,
prosigue Sahún, que la
fiesta del Sol todos iban a bailar y danzar a la casa que se llamaba
CUICACALCO, cada noche”.
SISTEMA JURIDICO DE ANAHUAC
Dejemos
atrás lo político y pasemos
ahora a lo jurídico que, como afirma el autor, de todas formas no puede
desligarla mecánicamente
o artificialmente en el
Anáhuac (ni en ninguna otra parte) de lo político, ni lo filosófico, ni
de lo educativo, etc.
“Al
entrar en contacto con los
ANAHUACAS por medio del estudio de sus instituciones, nada llama tan
poderosamente nuestra atención
como la fe profunda y
sincera que ellos tenían en su justicia y en la eficacia de sus métodos
de organización política, que
contrasta grandemente con
el escepticismo político que trasciende e impera en toda la civilización
occidental…
Hay
que reconocer desde luego
que toda perspectiva europea falla al enfocar su mira hacia nuestras
instituciones jurídicas indígenas,
por lo que no deben
equipararse estas a ninguna forma política de gobierno creada en otros
continentes. La tiranía, ausencia
de Derecho, en cualquiera
de sus formas, sentara sus reales en México mientras no reconsideremos
nuestros conceptos acerca
de la democracia y de
nuestras instituciones, y no tratemos de adaptarlos a nuestra realidad,
para su armónico desarrollo
entre nosotros.
Así,
no faltan hombres que se
digan “sabios” que pretenden, sin saberlo, perfeccionan la obra
destructiva de Cortes
solapados en el
indigenismo, y que creyéndose muy demócratas y hasta liberales o de
ideas avanzadas, pontifican acerca de
los indígenas, dictaminan y
decretan sobre ellos sin consultarles…El Estado no se forma de esquemas
ideológicos prefabricados,
sino que estos deben
proceder de la vida del pueblo.
El
Derecho autóctono presento
ante todo las características propias de un Derecho consuetudinario
clásico y adecuado a la idiosincrasia
de los pueblos que lo
desarrollaron, que supo sortear con aciertos todas las dificultades
económicas y desarrollar el progreso
moral y político de dichos
pueblos, en consonancia con los adelantos de su ciencia y de su
particular pensamiento filosófico.
Todo en la vida de estos
pueblos, se regia armoniosamente por la costumbre, que se amolda
espontáneamente a las necesidades
humanas, y era considerada
inviolable, porque respondía siempre al interés concreto y general de la
colectividad. Los ideales
tradicionales transformados
en una voluntad colectiva superior, común y polifacética, de constante
realización practica, aplicados
al presente, y el presente
vuelto de inmediato tradición, tornándose hacia el futuro en constante
anhelo de superación y asimilación,
producen una dinámica
vigorosa dentro del ordenamiento aparentemente estático, aceptado por
dicha tradición como ley fundamental.
Otras de las
características del Derecho autóctono son el ser funcional y relativo.
Dada la idiosincrasia de los pueblos de
Anáhuac, el Derecho se veía
afectado por el concepto que tenían del hombre, considerado como
funcionario de la colectividad,
lo cual lo involucra una
noción dinámica de servicio, y relativa a cada individuo.
El
Derecho no podía, pues
revestir el carácter absoluto del Derecho romano, ni clasificar todo por
“RES” (cosas),
o pro seres independientes
(“ENS”), ni establecer categorías abstractas de derechos; civil, penal,
administrativo,
obligaciones, contratos,
etc., actitud que corresponde a un concepto estático e individualista de
la vida, que se mueve mecánicamente
por “entidades”. Los
conceptos de persona, de autoridad y de jerarquía, que hemos estudiado,
manifiestan claramente
en el Anahuaca una idea
transitoria, fugaz, esencialmente perecedera, móvil y relativa, de la
vida concreta del hombre en
función de la colectividad,
mientras que esta si reviste los caracteres de lo absoluto, permanente y
soberano. Finalmente,
a diferencia de los
principios de la “legislación” de ideas y del “Derecho Colonial”
europeo, basaron
en principios contrarios al
Derecho, como son: el despojo, la usurpación y el reconocimiento del
Derecho (?) de la fuerza,
que aun sigue imperando en
el mundo… el derecho anahuaca en cambio, vinculado por alianzas
matrimoniales al Derecho
supremo de los pueblos
soberanos que primero ocuparon la altiplanicie, hizo que los anahuacas
se consideraran herederos legítimos
(huhuepipiltin) de esa
relación de poder que es la soberanía, y no por vía de la conquista (en
el caso de los mexicas; abp),
como falsamente escribieron
Cortes y sus secuaces.
En
cuanto al régimen de
bienes, sistema de remuneración y distribución de la riqueza, (el
Derecho anahuaca) coincidía nada menos
que con el realizado por
los discípulos de CRISTO en la iglesia primitiva de Jerusalén, a raíz de
la crucifixión, antes de
que la iglesia adoptase
como base el sistema de explotación del imperialismo romano; no había
entre ellos quien considerase
como suyo lo que poseía,
sino que tenia todas las cosas en común. No había entre ellos persona
necesitada, pues todos traían
sus bienes, y “darase” a
cada cual según sus necesidades” (hechos y apóstoles. II, I, IV, 32,
34).
El
espíritu evangélico venia
mejor al indígena que a sus presuntos “maestros”, según testimonio
unánime de los verdaderos
cronistas, los que afirman
que en materia de virtud, continencia, sobriedad, pobreza, sufrimiento,
sacrificio, paciencia y
desprendimiento, los
frailes nada tenían que enseñar a los nativos, en cambio si mucho que
aprender de ellos. Dar a cada cual
según sus propias
necesidades y meritos, o fue como en Europa simple formula, sino
palpable realidad de los anahuacas, justicia
romana de “dar a cada cual lo suyo”, principio absoluto de
individualismo
egoísta para los indios la
propiedad era patrimonio de la colectividad y no del individuo.
DERECHO Y ENSEÑANZA
Desde
las escuelas, que como
vimos eran verdaderas escuelas de Derecho (porque se les enseñaba el
arte y la ciencia del vivir en
armonía con los demás y no
tanto porque vieran leyes jurídicas en si y separadas de su necesaria
base filosófica y política;
abp), se les enseñaba a
vivir las costumbres teóricas; y prácticamente comenzaban a enseñarles,
refiere el HUHUETLAHTOLLI
–enseñanzas de los
antiguos-, como han de vivir, como han de respetar a las personas, como
se han de entregar a lo conveniente
–in cuallotl-, a lo recto
–in yecyotl-, lo inconveniente, han de evitar lo malo, huyendo con
fuerza de la maldad,
la perversión y la avidez.
El objeto del Derecho era el conocimiento de la vida en su doble
aspecto, individual y colectivo,
y conformar la conducta
humana a sus determinaciones, obrando lo conveniente (economía,
utilidad) y lo recto (ética, moral);
evitar el mal, hacer el
bien, huir de la maldad y desde el punto de vista social, el respeto a
los demás y estar al servicio
de lo que convenía a la
colectividad. Tal concepto del Derecho conserva toda su lozanía para
nosotros.
La
mayor recompensa que
anunciaban a todo buen ciudadano que observaba el Derecho, era la
estimación general: obrando bien, serás
estimado por ello, se dirá
de ti lo conveniente, lo recto, con la cual serás bien estimado y podrás
convivir con la gente
(huhuetlatolli).
Y
en las más sabias
republicas, escribe el Padre J. Acosta, como fueron la romana y la
ateniense, vemos ignorancia digna de
risa, por cierto si las
repúblicas de los mexicanos y de los incas se refiriera en tiempos de
romanos o griegos, fueran sus
leyes y gobiernos,
estimados. Más como sin saber nada de esto entramos por la espada sin
oírles ni entenderles, no nos parece
que merecen reputación las
cosas de los indios, sino como de caza habida en el monte y traída para
nuestro servicio y antojo,
los hombres más curiosos y
sabios que han penetrado y alcanzando sus secretos, su estilo y gobierno
antiguo, muy de otra suerte
lo juzgan. Maravillándose
que hubiese tanto orden y razón entre ellos. El testimonio unánime de
los cronistas, la consideración
de múltiples anécdotas que
nos refiere la historia y la observación actual de pueblos apartados, de
indígenas que aun se rigen
por sus tradiciones y
costumbres particulares, nos inducen al convencimiento de la eficacia
extraordinaria que tuvo el Derecho
Autóctono. Esta eficacia no
esta sujeta a duda, pero lo que nos interesa sobre todo, es determinar
las razones de sus virtud (un
poco antes, en la pág. 120, el autor se sorprende y se duele de que en
nuestra
Facultad de Derecho ni
siquiera se da un curso sobre esta materia –El Derecho en el Anáhuac-, y
se pretende enseñar
Derecho Canónico con todo y
ser contrario a nuestra Constitución, así esta nuestra casa máxima de
estudios, ahora en sus aristocráticos
edificio bella sucursal del
coloniaje espiritual europeo”; abp). Desde luego, los TLAMATINIME,
sabios anahuacas, no
dejaron de proclamar la
grandeza del Derecho, que es la ciencia de la vida y el arte de vivir de
acuerdo con la naturaleza
y las enseñanzas de la
tradición. A mayor abundamiento, la enseñanza, encaminada al
conocimiento y la práctica y justificación
del Derecho, contribuía
poderosamente a formar el hábito de bien y la disciplina en el hombre, a
beneficio de la colectividad.
Con el conocimiento se crea
la Fe en
el Derecho y esta se traduce en convencimiento y voluntad firme de
realizarlo
o cumplirlo sin mayor
averiguación. El Derecho, en armonía con la religión, la ciencia, las
costumbres y la historia, era
el principal vehiculo para
producir ese convencido sentimiento de unidad de destinos en los
miembros del estado, que es la
patria.” (Romerovargas, op.
Cit. Pág. 129-148).
Estos
y otros varios aspectos más
Romerovargas en su obra (de hecho, si quisiéramos dar una visión más
cabal, tendríamos para varios
tomos). Sin embargo, con lo
ya resumido hasta aquí, consideramos haber cubierto el objetivo de
presentar un bosquejo esencial
de lo que expuso el autor a
fin de valorar o revalorar la cultura de los antiguos mexicanos. Si
esto es así, entonces podremos
decir con Romerovargas estas palabras con las que cierra su obra).
“LA VISIÓN DE NUESTRA PASADA GRANDEZA Y LA HECATOMBE QUE SE CIRNIÓ SOBRE NUESTRA PATRIA DESDE LA INVASIÓN DE CORTES HASTA NUESTROS DÍAS, DEBE IMPULSARNOS A RECOGER LOS DESPOJOS
DE ESTE NAUFRAGIO, ¡SALVAR! LA CULTURA INDÍGENA
ES SALVARNOS A NOSOTROS MISMOS Y RECONSTRUIR NUESTRA GRANDEZA”
Xipe Totec, | |||||||||
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Dios de la primavera (Codice Borgia) |
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