Es parte de la vida el constante cambio pues lo único seguro de ella es que es completamente insegura.
Darse cuenta que es tiempo de dejar de ser víctima de las circunstancias y que para darle solución a las cosas hay que darle frente.
El salir heridos por una situación implica tratar de solucionar las cosas por las buenas, ver que las cosas pueden tener otra cara aun cuando uno a veces solo es capaz de ver una por un momento.
Si la vida te queda grande...crece. Si la vida parece que se derrumba y confusa hay que tratar de ver las cosas con serenidad, sensibilidad y sencillez. Cuesta trabajo y a veces uno por bruto termina perdiendo a las personas que más se quiere por algo que se dijo sin pensar o dejándose llevar por el espejo de agua turbia en la que tenemos muchas veces en la cabeza.
Sin
embargo mucho más que reconocer los errores de unos también sirve ver sus
aciertos, sirve ver que nadie está libre de cometer errores y que la labor es
irlos arreglando paulatinamente. Por herencia de la teología de la cruz del
cristianismo muchas personas por educación familiar se han acostumbrado que
solo por el dolor se puede vivir las experiencias de la vida y de que este
purifica escogiendo se por ello a las personas menos idóneas para uno mismo.
La
gente a tú alrededor puede darse cuenta de ello y te aconseja o te habla diciéndote:
cuidado. Sin embargo quedamos ciegos a las palabras de los demás y nos
rebelamos todavía mas a ello por demostrar que están en lo incorrecto. Tal vez
sea una o ambas opciones lo que nos sucede a muchos. A veces nos lastima la
gente que queremos y que nos quiere. Las razones son muchas. Pero más que
tratar de continuar con el coraje y el odio queda tratar de sanar las cosas, y
aprender de las personar. Aprender a vivir y a aprender que no necesitamos
vivir cierta clase de experiencias para comprenderlas. No necesitamos vivir a través
del dolor para madurar. No necesitamos autocastigarnos rodeándonos de personas
que nos lastiman continuamente o buscando por nosotros mismos lastimarnos. Para
después quejarse uno como si fuese meramente víctima.
Elige
el camino de la izquierda, aquel que te lleva a ser victimario y a tratar de
sacarle provecho a todo sin querer vivir las consecuencias, elige el camino de en
medio donde no te comprometes a nada y terminas siendo víctima de las
circunstancias porque no decides ser responsable de tu vida misma. Elige el
camino de la derecha, ese camino del corazón que exige mucho, y que implica esa
exigencia volverte creador de ti mismo, ni victima ni victimario sino ver a la
vida de frente a los ojos viviendo las consecuencias de tus actos
conscientemente y sus frutos. Sean los que sean.
Tenemos
una sola vida, en este momento. Vivamos como si no tuviéramos alguna otra pues
desconocemos el futuro de lo que es nuestra esencia. Solo tenemos esta
oportunidad para experimentar la vida. Tratemos de elegirla sin provocarnos
dolor, y sin provocar dolor. Corrigiendo las cosas, sanando y creciendo
aprendiendo a conocer más la semilla de la vida que la de la destrucción.
Hay
un camino fácil y uno difícil, es fácil jalar un gatillo, es fácil destruir, es
fácil herir un corazón. Pero más difícil es ir preparando un daño y actuar con
el corazón a través del amor.
Este
corazón resultara herido una y otra vez, por el incesante movimiento de la
vida, mas sin embargo también tiene la capacidad de ir continuamente abriéndose
para ir a buscar las cosas claras enfrentando las ideas erróneas que sostienen
nuestro carácter, nuestros temores o miedos y nuestras actitudes que se han
enquistados ya como costumbres e incluso como acciones automáticas. Solo
podemos tener un pensamiento en la cabeza así que elijamos conscientemente cual
sea, los miedos pueden servirnos de maestros diciéndonos que es lo que debemos
de corregir y que nos provoca dicho temor, y las actitudes equivocas de carácter
pueden irse depurando conforme estamos conscientes continuamente de quienes
somos, donde estamos y que debemos de hacer. Que sale de mi boca y que entra,
que doy con una mano y que ofrezco en la otra.
Con
un pie en el pasado y otro en el presente para ver hacia el futuro.
Yoltecuhtli Ohmanqui
Yoltecuhtli Ohmanqui
Tlachcocan in Tlazohtla
Tlachco
Tlachco
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