El sendero del Contador de Sueños
Hay una definición que hice sobre los sanadores: Los magos tienen su poder en su inteligencia y en la vista y en sus libros, pero cuando llega la vejez pierden la memoria y la vista y ellos pasan al olvido. Los brujos tienen su poder en las manos y en la boca, pero cuando llega la vejez sus manos se vuelven rígidas y pierden los dientes, y así les llega el olvido. Los curanderos, los sanadores del alma tienen su poder en el corazón y aunque llegue el tiempo de que este se detenga; su alma sigue permaneciendo en los recuerdos de los demás y sus actos siguen sembrando frutos, ya que si bien el corazón es a veces incomprensible este llega a actuar de modos que la inteligencia y las manos no pueden, pues el poder del corazón es el amor.
El curandero es un relator de cuentos, un contador y cuidador de sueños. El mundo actual no tiene espacio alguno para los “sueños”, aquí ya no hay espacios para los viejos relatos, para las historias de hadas, duendes y seres míticos. “Aquí el bueno muere joven, el valiente regresa en ataúd y solo el que tiene poder sobrevive”; esto lo leí una vez.
“Regresa los sueños a su lugar”- Me decía Don Luis, mi primer maestro.- “Haz que los demás reencuentren a la habilidad de soñar”-me volvieron a decir. Que regresara a mi mundo a proteger y a alimentar esos fragmentos que quedan de la imaginación y los pedazos que hay de las antiguas maravillas; y me ordenaron hacerlos crecer para hacer que los límites de la imaginación fueran como en los viejos tiempos. Hacer más grandes los límites de lo mágico y lo extraño, pues es allí donde se encuentra oculta la real libertad humana; hacer eso en una época donde la ciencia amenaza la existencia de la “fantasía”, lo “mágico” y lo “maravilloso”.
Antes había gente que con sus relatos y cuentos rompían las reglas, reconocían la gran extensión de las cosas y que estas sus “reglas” se podían romper y alterar en la vida cotidiana. Testificaban con sus narraciones que las cosas por el hecho de que lo sean no tenían que ser así. Al regresar a lo “mágico”, a esa magia en donde es posible lo que ven los niños, esa magia donde la naturaleza habla y nosotros podemos escucharla, en donde las cosas tienen vida y se les llama por un nombre propio. Parte del trabajo de un curandero en el sendero del narrador de sueños es trae de vuelta a los sueños, reconociendo la naturaleza de las cosas, personas y lugares, y que estas se tejen en algo mayor. No ve un viejo y maltrecho libro de cuentos sin pasta, si no el placer y la alegría de muchos niños han obtenido al leerlo. Hacen ver ese libro como nuevo y brillante, y bailan con una canción tocada por los grillos.
Un árbol no es un montón de madera y hojas si no un pilar coronado de verde con una savia dorada que lo mantiene vivo.
Esos viejos cuentos son la otra realidad "quimerica" mayor o más expandida. No está dividida ni es un consenso con lo que se supone que es real. El Contador de Sueños no crea una ilusión que destruye y crea una falsa "realidad", da un nuevo modo de ver con unos ojos más frescos, ojos que son reconocidos por otros aunque no sepan por qué. Es portador de historias, los largos cuentos, los juegos infantiles, las esperanzas, los sueños, todo existe dentro de la realidad de los contadores de sueños de Todos, y todo lo unen a la realidad como los objetos de este mundo, hacen que todo sea posible. Y sin que los demás se den cuenta, regresan Sueños. Permiten disfrutar esos momentos donde es posible traer lo imposible y curar los males del mundo. Para algunos ofrecen esperanza ya que traen la luz de la imaginación a los rincones sombríos. Regresan esperanza. Hacen que todo sea un gran viaje en donde lo desconocido se vuelve cotidiano, y con ello regresa esa luz a la vida.
Hay dos clases de sueños: El "sueño" del cual tenemos que despertar para "abrir" los ojos y ver la realidad. Y ese "Sueño", esa fantasía donde todo era posible en la niñez. El primero es un sueño irreal donde "dormimos", donde existe el miedo, y la separación del Todo. Para despertar de ese sueño se necesita del Sueño en donde despertamos en un lugar donde todo es posible, y junto con ello la posibilidad de ser lo que se decide, de captar la Unidad del Todo.
Yoltecuhtli Ohmanqui
Calpulli Tlachcocan in Tlazohtla
Tlachco
Hay una definición que hice sobre los sanadores: Los magos tienen su poder en su inteligencia y en la vista y en sus libros, pero cuando llega la vejez pierden la memoria y la vista y ellos pasan al olvido. Los brujos tienen su poder en las manos y en la boca, pero cuando llega la vejez sus manos se vuelven rígidas y pierden los dientes, y así les llega el olvido. Los curanderos, los sanadores del alma tienen su poder en el corazón y aunque llegue el tiempo de que este se detenga; su alma sigue permaneciendo en los recuerdos de los demás y sus actos siguen sembrando frutos, ya que si bien el corazón es a veces incomprensible este llega a actuar de modos que la inteligencia y las manos no pueden, pues el poder del corazón es el amor.
El curandero es un relator de cuentos, un contador y cuidador de sueños. El mundo actual no tiene espacio alguno para los “sueños”, aquí ya no hay espacios para los viejos relatos, para las historias de hadas, duendes y seres míticos. “Aquí el bueno muere joven, el valiente regresa en ataúd y solo el que tiene poder sobrevive”; esto lo leí una vez.
“Regresa los sueños a su lugar”- Me decía Don Luis, mi primer maestro.- “Haz que los demás reencuentren a la habilidad de soñar”-me volvieron a decir. Que regresara a mi mundo a proteger y a alimentar esos fragmentos que quedan de la imaginación y los pedazos que hay de las antiguas maravillas; y me ordenaron hacerlos crecer para hacer que los límites de la imaginación fueran como en los viejos tiempos. Hacer más grandes los límites de lo mágico y lo extraño, pues es allí donde se encuentra oculta la real libertad humana; hacer eso en una época donde la ciencia amenaza la existencia de la “fantasía”, lo “mágico” y lo “maravilloso”.
Antes había gente que con sus relatos y cuentos rompían las reglas, reconocían la gran extensión de las cosas y que estas sus “reglas” se podían romper y alterar en la vida cotidiana. Testificaban con sus narraciones que las cosas por el hecho de que lo sean no tenían que ser así. Al regresar a lo “mágico”, a esa magia en donde es posible lo que ven los niños, esa magia donde la naturaleza habla y nosotros podemos escucharla, en donde las cosas tienen vida y se les llama por un nombre propio. Parte del trabajo de un curandero en el sendero del narrador de sueños es trae de vuelta a los sueños, reconociendo la naturaleza de las cosas, personas y lugares, y que estas se tejen en algo mayor. No ve un viejo y maltrecho libro de cuentos sin pasta, si no el placer y la alegría de muchos niños han obtenido al leerlo. Hacen ver ese libro como nuevo y brillante, y bailan con una canción tocada por los grillos.
Un árbol no es un montón de madera y hojas si no un pilar coronado de verde con una savia dorada que lo mantiene vivo.
Esos viejos cuentos son la otra realidad "quimerica" mayor o más expandida. No está dividida ni es un consenso con lo que se supone que es real. El Contador de Sueños no crea una ilusión que destruye y crea una falsa "realidad", da un nuevo modo de ver con unos ojos más frescos, ojos que son reconocidos por otros aunque no sepan por qué. Es portador de historias, los largos cuentos, los juegos infantiles, las esperanzas, los sueños, todo existe dentro de la realidad de los contadores de sueños de Todos, y todo lo unen a la realidad como los objetos de este mundo, hacen que todo sea posible. Y sin que los demás se den cuenta, regresan Sueños. Permiten disfrutar esos momentos donde es posible traer lo imposible y curar los males del mundo. Para algunos ofrecen esperanza ya que traen la luz de la imaginación a los rincones sombríos. Regresan esperanza. Hacen que todo sea un gran viaje en donde lo desconocido se vuelve cotidiano, y con ello regresa esa luz a la vida.
Hay dos clases de sueños: El "sueño" del cual tenemos que despertar para "abrir" los ojos y ver la realidad. Y ese "Sueño", esa fantasía donde todo era posible en la niñez. El primero es un sueño irreal donde "dormimos", donde existe el miedo, y la separación del Todo. Para despertar de ese sueño se necesita del Sueño en donde despertamos en un lugar donde todo es posible, y junto con ello la posibilidad de ser lo que se decide, de captar la Unidad del Todo.
Yoltecuhtli Ohmanqui
Calpulli Tlachcocan in Tlazohtla
Tlachco
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