NO TLACATL YEYA IN NOLHUIL
HE NACIDO ¿CUAL ES MI DESTINO?
Onen notlacatl En vano he nacido,
Onen nonquiazco en vano he venido a salir
Teotl ichan in tlalticpac, de la casa del Dios a la tierra,
Ninotolinia ¡yo soy menesteroso!
In ma on nel nonquiz, Ojalá en verdad no hubiera salido,
In ma on nel nontlacatl. que de verdad no hubiera venido a la tierra
Ah niquitohua yece
. No lo digo, pero
Tlen naiz ¿Qué es lo que haré?
Cuando el niño había nacido, los agoreros, encargados de leer el libro de los destinos, eran los que ponían el nombre al nuevo ser humano. A los varones les daban el nombre del día en que habían nacido, como tres águilas, cinco cañas y sobre todo si tal día estaba incluido en el Tonalamatl de los sucesos dignos de atención, como ahora llama y un niño Andrés día de San Andrés, Agustín día de San Agustín.
Cuando el niño llegaba a la edad de iniciarse en la Nahual-atl, si recibían la iniciación oficial tomaban un nuevo nombre, que generalmente era alusivo al culto del tonal y a su náhuatl; por ejemplo Si su tonal era el sol el nombre de su tonal puede ser Ilhuicamina o el que lanza las flechas del cielo. El tonal tiene las atribuciones del sol.
Además, los antiguos mexicanos, por las características o ubicación de los astros y de la naturaleza, o por especial distinción, tomaban el nombre de su náhuatl; ejemplo Chimalpopoca o el escudo que reverbera o humea.
El nombre no lo imponía ni el Teopizque, ni el Tepopohque, sino la In Atzin in Tlapohualiztli (el agua relacionado con el conteo), y la In tlapalli (los colores), según el color que predominaba en su náhuatl.
Artemio Solís Guzman.
Malacateticpac.
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