LOS GOBIERNOS SOCIALISTAS DE ANAHUAC
Estudio basado en las fuentes históricas de
IGNACIO ROMEROVARGAS E ITURBIDE
Trabajo realizado por Armado Blanco.
Doctor en Derecho, en Filosofía, Ciencias Sociales, Teología e Historia. Director del Instituto de Investigaciones de la Cultura de Anáhuac. Catedrático de historia de la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Presidente de la Academia de Derecho de Anáhuac en la Asociación de Abogados de México. Primer premio del Senado en el certamen histórico, político concertado por el mismo, etc., etc.…
INTRODUCCIÓN:
Ya vimos con Freud en “El malestar de la Cultura” (Tlamatini núm.2) que la cultura occidental es una cultura neurótica; analizaremos igualmente el caso de Hernán Cortés, a través de Doña Eulalia (Tlamatini núm.4),con el doble propósito de, por un lado, verificar en un caso concreto, el tipo de individuos que genera dicha cultura, y por el otro lado, reflexionar sobre la clase de personas que vinieron a “civilizar” a los “atrasados” habitantes del Anáhuac y de la región Inca; por ultimo acompañamos a Santiago Ramírez en su análisis “El mexicano, psicología de sus motivaciones” (Tlamatini núm. 3), donde conocimos la hipótesis sobre la devastadores efectos sicológicos, culturales, políticos y sociales que acarreo la invasión europeo-occidental sobre el Anáhuac, a partir de la denominada “conquista” efectuada por los españoles, hipótesis que de tener fundamento, necesariamente tendría que ser tomada en cuenta por quienes se plantean LA TRANSFORMACIÓN RADICAL de la sociedad mexicana. Estarían incapacitados para la transformación social partieran de supuestos demasiado generales, prestados o correspondientes a otros tiempos o naciones, o también quienes que desconozcan aquello que pretende ayudar a transformar.
Si ya nos quedáramos hasta aquí, con la recopilación de materiales para el balance de lo que ha significado la presencia de Europa en América durante estos quinientos años que se cumplirán en 1992 (razón por la que tanto la asamblea de autoridades Zapoteco-Chinantecas, como los indígenas de 15 naciones latinoamericanas, alcanzaron sendas convocatorias a fin de efectuar el mencionado balance e igualmente rechazar la “celebración” o fiesta que para ese año está preparando España y algunos gobiernos e instituciones de América desmemoriados (ver Tlamatini núm. 1, págs. 11-18). Para que el análisis que se persigue sea completo, resulta indispensable obtener una visión –lo más desideologizada posible de qué tipo de cultura –y que organización político-social derivada de ella- había en el Anáhuac a la víspera de la invasión europea que se inició el 12 de octubre de 1492.
Precisamente con el propósito de llenar ese hueco (y también porque esta supe agotado el texto que en este número de Tlamatinime vamos a resumir), hemos seleccionado el libro “LOS GOBIENOS SOCIALISTAS DEL ANAHUAC” del doctor en Derecho Ignacio Romerovargas (Editorial Romerovargas, Méx., 1978). Esta obra a nuestro juicio cubre varias condiciones:
1) Refleja no sólo un extenso sino también profundo conocimiento sobre la cultura del Anáhuac.
2) Escapa a la visión españolista y occidentalizada que únicamente quiere ver en México antiguo sacrificios humanos, antropofagia, culto al diablo, etc., etc.
3) Alude igualmente la visión marxista (o seudomarxista) que también a fuerzas sólo quiere ver esclavos, modo de producción asiático, clases sociales, explotadores y explotados, etc., en lugar de partir de la realidad misma para de allí construir los conceptos, generalizaciones y teorías que le correspondan no en balde la advertencia de Romerovargas (que incluso es una ley para antropólogos, sociólogos y demás investigadores de lo social):
“nada comprenderemos del Anáhuac si pretendemos encontrar en ellos los principios básicos de la cultura occidental, que en muchos aspectos estaba y está atrasada con respecto a la evolución lograda por aquellos en el momento de su despiadada destrucción. Se requiere un gran esfuerzo de comprensión y de adaptación para vislumbrar la verdad contenida en el sin número de mentiras que escribieron los desconcertados vencedores que pretendieron hacer de nuestra historia un vertedero de ignominia, por obvias razones, ya que por su falta de comprensión, no podían escribir sino lo que entendieron e inventaron, adulterando los hechos con interpretaciones muy suyas y a menudo mal intencionadas por razones económicas, políticas y religiosas.
En el estudio de las instituciones anahuacas, para no malinterpretarlas, ante todo hay que tener siempre presente el hecho evidente de que se trata de una cultura original, diferente de la occidental, cuyo desarrollo obedece a un principio integral y que procede de distinta economía, cultura en la que se funde en un todo armonioso e indispensable de deslindar (porque sus elementos se implican unos a otros) lo que para el occidental serian –por separado-: ciencia, religión, derecho, costumbres, milicia, comercio, fisco, administración, vida social estado.
A esta dificultad de carácter técnico más que otra cosa, habrase de añadir la necesidad de doblegarse a los principios rectores de la mentalidad indígena, ya de carácter filosófico, religioso o jurídico, para aquilatar las consecuencias prácticas que dieron lugar en sus propias instituciones.
De hecho, e en el territorio de Anáhuac, existía diversidad de lenguaje, pero entre todos los idiomas autóctonos, como entre los europeos, había entre si equivalencia de sentido; más entre el lenguaje de los europeos y el de los anahuacas no existe esa equivalencia, es decir, que no habiendo identidad de pensamiento, tampoco puede haber traducción exacta. Ambos responden a dos desarrollos diferentes de la cultura, cuyo contenido, sobre todo en materia política, difiere completamente, aunque los términos pudieran tener traducción literal.”
¿Pero a que “principio integral” regulador de toda la vida social del Anáhuac se refiere Romerovargas.? Otro investigador, Justino Fernández, coincidiendo en ello, lo plantea en los siguientes términos:
“ahora bien, toda la concepción cósmica azteca está basada en la lucha de contrarios… de este principio religioso (no es un principio religioso sino filosófico; abp) fundamental se deriva todo el orden de la existencia social e individual de los aztecas, la severidad de sus formas de vida y de su arte.” (Justino Fernández, “Arte mexicano”. Edit. Porrúa, Méx.1980, pág. 45)
Por si todavía quedara alguna duda, recurramos ahora a quien probablemente sea la máxima autoridad en este campo hasta el momento, el Doctor en Filosofía Miguel León-Portilla quien dice:
“La idea de la lucha aplicada antropomórficamente a las fuerzas cósmicas, es precisamente la forma encontrada por el pensamiento náhuatl para explicarse el acaecer del universo. Este ha existido en diversos periodos de tiempo. Al principio, recién creado, hubo un equilibrio de fuerzas…más, este primer equilibrio no fue algo estable; las luchas mítica de Quetzalcóatl y los varios Tezcatlipocas habían de romperlo, porque como ninguno de los cuatro dioses (o fuerzas cósmicas; abp) existe por sí mismo ni es en realidad sostén del universo, ya que esto es obra de Ometeotl, su condición es también precaria e inestable, solo Ometeotl, -dualidad generadora y sostén del universo- está en pie por sí mismo. Sus hijos (metafóricamente hablando; ab), los cuatro primeros dioses, son fuerzas en tensión y sin reposo, llevan en sí mismos el germen de la lucha, en un afán de predominio, cada uno tratara de identificarse con el sol, para regir entonces la vida de los hombres y el destino del mundo. En cada edad de la tierra –en cada sol- predomina uno de aquellos, simbolizando a la vez un elemento –tierra, aire, fuego y agua- y uno de los cuatro rumbos del mundo. el breve lapso de tiempo en que logra mantener a raya el influjo de las fuerzas rivales, constituye una de las edades del mundo, que a los mortales parecen tan largas, más al fin sobreviene la lucha y la destrucción, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl combaten, se eliminan uno a otro y reaparecen de nuevo en el campo de batalla del universo. Los monstruos de la tierra, el viento, el fuego y el agua son las fuerzas que chocan, viniendo con ímpetu desde los cuatro rumbos del mundo.
Y así –de acuerdo con una velada dialéctica que en vano pretende armonizar el dinamismo de fuerzas, contrarias- se van sucediendo las varias edades del mundo –los soles-, como decían simplemente los nahuas. De entre ellos, los aztecas concibieron el ambicioso proyecto de impedir, o al menos aplazar el cataclismo que habría de poner fin a su sol, el quinto de la serie. esta idea, que llego a convertirse en obsesión, fue precisamente la que dio aliento y poderío a los habitantes de Tenochtitlan, haciendo de ellos, como ha escrito caso; un pueblo con una misión, un pueblo al lado del sol en la lucha cósmica…la idea de que el azteca era un colaborador de los dioses; la concepción de que en su acción radicaba la posibilidad de que el mundo continuara viviendo, permitió al pueblo azteca sufrir las penalidades de su peregrinación, radicarse en un sitio que los pueblos más ricos y más cultos no habían aceptado, e imponerse a sus vecinos ensanchando constantemente su dominio hasta que las huestes aztecas, llevaron al poder de Tenochtitlan a las costas del atlántico y del pacifico… tal fue la viviente conclusión –continua León-Portilla- descubierta por los aztecas, que pronto paso a ser una verdadera inspiración mística, unificadora en sus actividades personales y sociales alrededor de la idea de la colaboración con el sol… más esto, que sin duda constituyo uno de los puntos fundamentales de su religión y aun de su concepción imperialista del mundo, no debe hacernos olvidar su base estrictamente filosófica. porque si los aztecas sacaron esa conclusión místico religiosa del antiquísimo mito náhuatl de los soles, en realidad dicho mito en si –independientemente en sus aplicaciones religiosas- encierra la explicación náhuatl, del acaecer cósmico.” (León-Portilla, “Filosofía Náhuatl”, Edit. UNAM. Méx. 1979, págs.98-100).
Esta compleja conclusión general –teoría- sobre el universo ¿a qué tipo de pensamientos particulares dio lugar necesariamente en cada uno de los diferentes aspectos de la vida (educación, organización social, política, propiedad, trabajo, vida personal, etc.)?
Igual que con el Método Científico que primero analiza la realidad (no la teoría) para después construir –por inducción- las más generales abstracciones (categorías, leyes y teorías) y así, sólo así, enseguida pasa mediante el método constructivo a derivar de lo general otras abstracciones menores o cada vez más particulares para, por último, cotejarlas con la realidad y verificarlas, comprobar si se ha hecho un buen trabajo científico o no, así también la Cultura del Anáhuac construyo durante milenios) una filosofía, una concepción del universo, una respuesta general a las omnipresentes preguntas sobre el origen del mundo y el hombre, y por lo mismo, sobre su posible destino (está en preparación un resumen al respecto, tomando como base la “Filosofía Náhuatl” de León-Portilla), e igualmente, una vez delineados los aspectos esenciales de esta concepción (que proviene probablemente desde los olmecas, antes de la era cristiana), ella sirvió de base para de ahí deducir concepciones de nivel abstracto intermedio (envueltos, como dice León-Portilla, en el ropaje místico-cósmico, lo que no les quita su connotación filosófica), para finalmente, con base en todo lo anterior, “aterrizar” en la construcción de concepciones coherentes para la vida cotidiana en general).
Una conclusión-convicción de nivel intermedio y de primera importancia (de influencia determinante) en el Anáhuac fue la siguiente:
“LA EXISTENCIA DE LAS COSAS NO COINCIDE CON LA DE LOS INDIVIDUOS, (ESTE PRINCIPIO) DETERMINO ELCARACTER DE LA POSESION, EL HOMBRE POSE LOS BIENES, PERO LOS ABANDONA VOLUNTARIANMENTE O CON LA MUERTE.” (Romerovargas, po. Cit. P. 29).
Lo anterior los llevo a la conclusión trascendental de que mientras el individuo desaparece, la colectividad permanece. No sorprende, por lo tanto, que fuera a ésta a la que se le brindara en el Anáhuac trato especial, que fuera a ella a quien se tratara prioritariamente de engrandecer,. Confirma lo dicho las siguientes consideraciones.
“el derecho establece en vínculo entre personas con respecto as los bienes, y por ende, varia totalmente en ambas culturas; no se debe pues calificar de precario o no, (es) un derecho simplemente distinto. Los bienes, para el indígena, responden a las necesidades de la colectividad, por lo que está (la colectividad), es la que determina su destino de acuerdo con el principio económico de conveniencia social e individual. Por consiguiente, el derecho de propiedad, en toda su plenitud y a través de todos los tiempos, pertenece a la colectividad a los individuos corresponde tan solo la posesión, con las modalidades establecidas por la tradición, pudiendo los particulares acrecentar sus posesiones en proporción a la bonanza de cosechas y trabajo desempeñado en una industria a los servicios prestados a la comunidad.” (Romerovargas, op. Cit. P. 29-30).
Esto es en cuanto a la propiedad. Luego veremos las formas concretas que asumió y ya entenderemos por qué, en cuanto a la “Organización política anahuaca”, de nuevo:
“primero hay que determinar los principios fundamentales de su organización para poder comprenderla. Así como el pensamiento y las creencias de los pueblos son fruto de la observación y de la elucubración humana, la organización política, está en intima relación con el pensamiento económico, científico, filosófico y religioso de los pueblos. del concepto matemático, astronómico, físico y biológico que tuvieron del universo los anahuacas, mediante la observación de la naturaleza y la reflexión, conformándose a ella y superándola también, establecieron un orden político y social adecuado a las condiciones físicas, económicas y científicas, con el propósito fundamental de promover y preservar la vida de la colectividad en el país, alcanzando de tal suerte un alto grado de cultura y conocimiento, tanto de la naturaleza de la tierra como del universo, solo mediante esta forma colectivista de organización de la actividad humana (que es la cultura), integrando grupos por servicios de trabajo activo (denominado tequiyotl: fuera por riguroso turno: abp) y la ocupación total del territorio productivo, pudieron vencer las dos grandes deficiencias que había en el país: la carencia de bestias de tiro y de carga, y la falta de cereales panificables…
por estas causas económicas, los principios fundamentales de la organización política en Anáhuac fueron diferentes de los de Europa, donde privo una cultura individualistas de ahorro basada en el asesoramiento y formación de peculios e intereses particulares que dan margen al despojo y a la provocación ininterrumpida de guerras, justificando la usurpación, por convenir así a sus intereses.
Así se explica que, en tanto que en Europa los intereses económicos y los prejuicios raciales, también europeo, determinaran sus formas de gobierno, desde la antigüedad clásica hasta la fecha. En Anáhuac en cambio, con su cultura colectivista de esfuerzo y servicio privara la organización económica por TEQUIYOTL, oficios u ocupaciones, tomando en cuenta la agrupación por servicios en colectividades autosuficientes.”
Igualmente, un poco más adelante veremos las formas concretas de organizaron política a que dieron lugar estas concepciones colectivistas. Por ahora, continuemos con la búsqueda y comprensión de la existencia de criterios orientados marcadamente comunitarios (no individualistas) que guiaban o determinaban las sesiones concretas de la vida en el Anáhuac. Pasaremos ahora a la educación; sólo que aquí nos parecerá más clara la delimitación que León-portilla hace al respecto (y que ya habíamos citado en el resumen “Mi Malestar de cultura”, aunque con otro propósito. No afecto León-Portilla nos dice (op. Cita, Pág. 21-22.
“…Así como en la paideia de los griegos se acentuaba probablemente más el carácter personalista, así entre los nahuas, especialmente en el imperio azteca, se atendía de preferencia al segundo aspecto de la educaron: el de la incorporación de los nuevos seres humanos a la vida y objetivos supremos de la comunidad, esta idea, que pone de relieve el carácter comunitario de la “TLACAHUALIZTLI” (arte de criar y educar a los hombres), no debe, sin embargo, hacernos pensar en una absorción de la personalidad 8rostro y corazón) por parte del grupo…”.
Lo único, pues, que debe destacar, para comprender desde un principio los móviles nahuas en la educación es el interés demostrado por los dirigentes de la comunidad en incorporar desde luego al ser humano a la vida del grupo, en la que en adelante siempre tendrá que desempeñar un papel especial.
…Es un hecho cierto que se atribuía una gran importancia al momento en que, ingresado en cualquiera de las escuelas, se incorporaba así plenamente el niño o el joven náhuatl a los moldes de la vida y cultura de la comunidad.”
Tomando en cuenta los anteriores principios y consideraciones, se podrá ahora si, entender a plenitud por que el individuo no era conceptuado en el Anáhuac como “ENS” (ente individual), sino como funcionario de la colectividad, concepto éste legendario, pero para nosotros nuevo (cual recién encontrado) y revolucionario pues estamos adaptados por la cultura occidental a una idea más bien opuesta. Pero dejemos que con su propio documento Romerovargas sea quien no los explique con todas sus implicaciones.
“La base primordial de su organización era la familia, la que servía de modelo para la organización total del estado (modelo que conscientemente tomaban de una concepción cósmica, desde la fuerza esencial generadora de todo cuanto existe en el universo, Ometeotl, estaba indisolublemente integrado siempre por un pelo masculino y otro femenino, dualidad que en todo la trataba de imitar o reproducir –como muy claramente demuestra Enrique Florescano en “Memoria Mexicana”. Edit. J.M. contrapuestos-.pues al funcionar tan sabiamente así integrado el universo, reproducida a niveles inferiores, tal dualidad o equilibrio de fuerzas igualmente debía lograr esa perfección cósmica. Ello explica por qué en lugar de uno, en realidad de uno tenían dos gobernantes, el Tlatoani –portavoz u orador, principio masculino y ejecutor, y su principio femenino, el Cihuacóatl –mujer serpiente, aunque el cargo lo ocupaba generalmente un hombre- que fungía como administrador; (nota abp) la mujer era considerada la administradora de la familia, el hombre, el ejecutor…las familias organizadas en Calpuli eran dos categorías: Piltin o Tepilhuan, principales o privilegiados (o condecorados; abp). Considerados así en atención a sus meritos o a los de sus antepasados, y Machualtin, sufridos, el pueblo común, tal división no corresponde en absoluto a la europea de nobles y plebeyos, como muchos lo creen.
Aunque todo hombre nacía libre, por determinadas circunstancias que no es del caso deferir, podía ser vendido por sus padres u obligarse a prestar un servicio estipulado, quedando como familiar de su amo, Tlacohtli, comprado, y su vez podía tener Tlacohin, comprados, mal llamados esclavos, no sujetos a su amo, esta servidumbre difiere profundamente de la esclavitud que se conoció en otros continentes, no estaban considerados como “cosa” sino que estaban obligados a prestar servicios y para ello eran mantenidos como familiares de la casa y eso, solo temporalmente.
El hombre nacía libre, aunque fuera hijo de Tlacohtli, comprado; pero siendo mortal transitorio, relativo, su vida en función de la permanecía de la colectividad, debía desarrollarla de acuerdo con su posición social de origen, con su lugar en la jerarquía existente, con los signos de su augurio y atendidos sus méritos particulares, posición social que el mismo podía variar por su esfuerzo personal realizado en beneficio de la colectividad, o enajenando sus servicios a otra persona…
La persona no era considerada como “ENS”, ente individual capaz de derechos y obligaciones, y todos iguales ante la ley; sino que era un funcionario de la colectividad, un vehículo de realizaciones colectivas, un servidor de la comunidad, es decir, un medio en función de la misma. Pudiendo desarrollar su personalidad con relación y en proporción a sus servicios prestados a la colectividad, dentrote los limites consagrados por la tradición, y, por consiguiente, sus privilegios no podían ser transferidos por herencia, excepto el de la sangre, al nacimiento, sus derechos y obligaciones tampoco podían ser iguales ante la ley, sino relativos a su posición social: a mayores privilegios mayor responsabilidad…
La voluntad individua se fundían en el “querer colectivo” (o voluntad colectiva). “la costumbre” y no consistía en el dáselo caprichoso del occidental.” (Romerovargas, op. Cit., pág. 25-27).
Es esta última frase, que sintetiza lo anterior, están encerrados varios aspectos:
1) Una de las razones por la cual Romerovargas caracteriza a los pueblos del Anáhuac como “socialistas”. Aunque habría que profundizar más sobre lo correcto o no de esta conceptualización, lo cierto es que se entiende que el autor lo haya hecho por el enorme predominio del espíritu colectivista o comunitario en dicha cultura.
2) En esta frase está también quizá el punto esencial de la diferencia abismal entre la cultura occidental y la del Anáhuac y de la posible superioridad de esta última (en cuanto a más propia para que los seres humanos vivan más felices). Claro, cualquiera objetaría que cómo siendo superior fue vencida por pueblos de otra cultura, en primer lugar la derrota fue militar y política, no moral, ni social, ni cultural en donde aun no se ha se ha escrito la última palabra. la cultura del Anáhuac no es la primera vez que se repliega y luego re-florece (de los olmecas a los mayas, zapotecas y teotihuacanos; de éstos a los toltecas, y finalmente de estos últimos a los mexica, como bien demuestra Miguel León –portilla tanto en “De Teotihuacán a los Aztecas”, editado por la UNAM, como en “Filosofía Náhuatl”.
Pero aun así, para la derrota militar, podrían esgrimirse muchas excusas (no deshonrosas sino al revés) que explicarían por qué fue posible. Ya Doña Eulalia ha demostrado que los anahuaca fueron sorprendidos por el hecho de encontrarse por primera vez frente a hombres que no respetaban su palabra ni ninguna norma de guerra, no obstante hay otra razón de mayor importancia. Los pueblos del Anáhuac, y más particularmente los nahua y los mexica, vivían tan embelesados con la vida, con sus reflexiones filosóficas, matemáticas, astronómicas y estéticas (cuando menos), que olvidaron un tanto el mundo material y sobre todo lo técnico (quien conozca la esencia de los poemas filosóficos nahuas, no dudara de la anterior observación). No se protegieron porque no sospechaban que otro gran conjunto de humanos se desarrollaban en otras tierras con aspiraciones muy diferentes, tan diferentes que amenazaban con el exterminio a los demás. Caro pagaron Asia, África y América este “descuido”. Dejemos una vez más que sea León-portilla quien nos explique con sus propias palabras lo antes dicho:
“por esto en todos los órdenes de la cultura náhuatl hallamos siempre presente el arte: “la divinización de las cosas”, como el factor decisivo, comprenderemos ahora que siendo la belleza, lo divino y esto a su vez, lo verdadero, lo auténticamente enraizado, todo al pensamiento filosófico náhuatl, giro alrededor de una concepción estética del universo y la vida. Conocer la verdad fue para los tlamatinime expresar con flores y cantos el sentido oculto de las cosas, tal como su propio corazón endiosado (mediante la técnica “teloteotl” que significa “corazón endiosado, inspirado en éxtasis”; abp) les permitía intuir. Cultura y filosofía de metáforas, o aspiro a develar por completo el misterio, pero hizo sentir al hombre que lo bello es tal vez lo único real, y como pensamiento y tendencia a la vez, pretendió dar un rostro sabio a los seres humano, suscitando en ellos el ansia de robar cantares (sabiduría poética; abp) y belleza, en su impulso en pos de lo bello, vislumbro el hombre náhuatl que embelleciendo por un momento siquiera a las cosas que se quiebran, se desgarran y perecen, tal vez se logra ir metiendo la verdad en el propio corazón y en el mundo.
Tal fue, según parece, el alma del pensamiento filosófico náhuatl, una concepción valedera quizás en su esencia para un mundo atormentado como el nuestro. “flor y canto” (filosofía poética), camino del hombre, que consciente de su propia limitación no se resigna a callar sobre lo que puede dar sentido a su vida. En función a esto, vieron los tlatinime su mundo y estructuraron su cultura, al lado de una técnica embrionaria, su espíritu supo elevarse a las alturas del pensamiento matemático, a través del cual contemplaron “el reconocimiento de los astros por los caminos del cielo” y una de las más altas cumbres del pensar filosófico, que les permitió ver y comprender su vida con flores y cantos.
PERO EN CONDICIÓN MISMA DE CAUTIVO, ENAMORADOS DE LOS ASTROS Y LO BELLO, FUE LA OCASIÓN PRINCIPAL DE SU RUINA AL TIEMPO DE LA CONQUISTA.
Algo así como si el mundo cambiante de Tlaticpac –en misteriosa dialéctica-hubiese urdido un desquite. La cultura de metáforas y números fue destruida con las armas de hierro y fuego, se desvaneció como un sueño; “sus plumajes de quetzal se rasgaron, sus obras de jade se hicieron pedazos… “y solo quedo su recuerdo. La memoria de un mundo bello: endiosado y verdadero, hasta el día en que la belleza tuvo que huir al lugar de su origen, al mundo de “lo que nos sobrepasa” (topan mictlan), cuando fueron abatidos los sabios, quemados los códices convertidos en montones de piedras sin forma las esculturas y los palacios.
Más, cabe afirmar que en medio de la desgracia venida de afuera. La formaron humana de los nahuas, “rostros sabios y corazones firmes”, conservo su grandeza hasta lo último. En su postrera actuación ante Cortes y los doce primeros frailes, después de expresar sus razones, no vacilaron en afirmar Los Tlamatinime, frente a la imagen de su cultura destruida: si como sostenéis nuestros dioses han muerto, dejadnos mejor ya morir…”
Así amaron los Tlamatinime su propia cultura, viviendo en su mundo y sabiendo morir por él. Enseñanza final de un pueblo maravilloso que descubrió, para pensar, el camino de las flores y el canto.” (León-Portilla, op. cit., pág. 22-23)
1) Por último, la cita de Romerovargas que estamos analizando, encierra la explicación de por qué sobrevino un total desquiciamiento psicológico (que ya estudiamos en “El Mexicano, Psicología de sus motivaciones), político, económico y social debido a la imposición violenta de una cultura y orden social, tan contrario al que existía y que hasta la fecha no ha funcionado dado que una buena parte del pueblo mexicano, de una forma u otra, se ha mantenido fiel a la antigua “regla de vida” (en náhuatl): HUHUETLAMANITILIZTLI y a la antigua concepción del universo prevalecientes en el Anáhuac, debido a que con ellas logró una vida más feliz y plena que con las impuestas. No se trata tampoco aquí de creencias simples u opiniones sin fundamento. Existen testimonios irrefutables “de los vencidos” como el que a continuación
“preguntando a un indio principal de México qué era la causa porque ahora se habían dado tanto los indios a pleitos y andaban tan viciosos dijo: “porque ni vosotros nos entendéis, ni nosotros os entendemos, ni sabemos qué queréis, habednos quitado nuestra buena orden y manera de gobierno; y la que nos habéis puesto no la entendemos, anda todo confuso y sin orden y concierto, los indios han se dado a pleitos porque los habéis vosotros impuesto en ellos, y siguense por lo que les decís, e ansi nunca alcanzan lo que pretenden, porque vosotros sois la ley y los jueces y las partes y cortáis en nosotros por donde queréis, y cuando y como os antoja, los que están apartados que no tratan con vosotros, no traen pleitos y viven en paz; y si los tiempos de nuestra gentilidad haría pleitos, eran muy pocos, y se trataba mucha verdad e se acababan en breve porque no había dificultad para averiguar cuál de las partes tenia justicia, ni sabían poner las dilaciones y trampas de ahora” (citado por León-Portilla, op. Cit., pág. 239).
ORGANIZACIÓN POLÍTICA
Con todo lo visto hasta aquí, quizá ya hayamos cubierto las condiciones mínimas para abordar la Organización Política del Anáhuac sin dar lugar a interpretaciones mal intencionadas o fruto de la ignorancia o de información insuficiente, que aun en el presente sigue dando pie a conceptos como el de “Imperio Azteca” en lugar de “Confederación del Anáhuac” o que ha llevado a traducir (?) Tlatoani como Rey o Gobernante, en lugar de, atendiendo a sus raíces etimológicas y el contexto general en que se usaban, “El que lleva o tiene la palabra, el portavoz, el orador”, quien por lo mismo nunca actuaba en función de sus decisiones individuales (como en Europa u Occidente), sino asentando el mandato de diferentes instancias colectivas o asambleas que a continuación veremos:
“a diferencia del sistema europeo, en el que la voluntad personal, usurpa o suplanta el querer colectivo, mediante el aparato de una elección. Produciendo la ficción jurídica denominada representación en la que el representante, después de la elección, actúa en el futuro por su propia cuenta a su guisa y antojo, pero a nombre ajeno, o sea desprovisto de verdadera responsabilidad, en el sistema anahuaca en cambio, la voluntad personal se une y disuelve en el querer colectivo, los casos se resuelven de acuerdo con la tradición y la desarrollan:
EL INDIVIDUO NO ES EL REPRESENTANTE DEL PUEBLO, LA ASAMBLEA ES LA QUE REPRESENTA Y ES EL QUERER COLECTIVO
Cuyos miembros definen y formulan dicha voluntad, como custodios y defensores decididos de las costumbres de la comunidad. Es la comunidad jurídica manifestada en acto. Prácticamente toda determinación se tomaba en asamblea y siempre de acuerdo con el sentir general y la tradición. Así consideradas, las asambleas constituían un verdadero sistema de organización social totalmente diverso al de occidente, pues funcionaban como derecho colectivo… basta saber basta saber lo que hemos aprendido en estos párrafos, para aquilatar la influencia profunda que tuvo el elemento colectivo en la organización política de los pueblos del Anáhuac.” (Romerovargas, op cit. Pág. 19-22).
No está de más repetir los dos aspectos fundamentales de la concepción filosófica que animaba todas las organizaciones sociales y en particular las del tipo político en el Anáhuac; la transitoriedad o fugacidad de todo lo existente “La Tlaltípac” (lo que está sobre la tierra, expresión que utilizaban para diferenciarlo de “Topan Mictlan” , lo más allá, lo que nos sobrepasa, lo que está después de la muerte), y en segundo lugar, LA DUALIDAD (Ometilixli), el carácter contradictorio (compuesto insoldablemente de fuerzas contrarias, complementarias pero también en eterna lucha) de todo lo generado en el universo. Ello los llevaba a considerar al individuo quizá como hoja que el viento zarandea hacia todos lados y después de seca la tira (el hombre mortal, transitorio y relativo); de ahí la tendencia a fortalecer LO COLECTIVO que tenía o tiene un poco más de PERMANENCIA.
“el hombre nacía libre, aunque fuera hijo de Tlacohtli, comprado, pero siendo mortal, transitorio, relativo, su vida en función de la permanencia de la colectividad…” (De aquí que en) “su cultura” colectivista de refuerzo y de servicio, privara la organización económica por Tequiyotl, oficios u ocupaciones, tomando en cuenta la agrupación por servicios en colectividades autosuficientes. De aquí, el carácter particular en sus instituciones cuyos principios fueron fundamentalmente los siguientes:
1. La ocupación total del territorio aprovechable, por lo que establecieron el sistema de Calpoltin. Caseríos, rurales de casas dispersas, bienes comunes y trabajo, Tequiyotl, faena, por riguroso turno.
2. La base fundamental económica era la agricultura, por lo que se estructuro una organización política, social y litúrgica basada en ciclos calendaricos de los diversos productos agrícolas combinándolos y sujetándolos a la producción de las diversas regiones del país, por eso estudiaron y conocieron admirablemente los ciclos de producción de toda la fauna y flora del país.
3. Por la razón anterior, establecieron como principio fundamental la distribución de productos y reparto de ellos por medio de un doble sistema, a) ya con una organización admirable de comerciantes y del comercio, b) con la administración, recolección y redistribución de impuestos o tributos en todo el país, realizando un intercambio extraordinario entre las zonas de producción agrícola y los centros manufactureros.
4. Siendo la agricultura y la manufactura las bases económicas, para darles estabilidad y firmeza, establecieron e integraron zonas económicamente autosuficientes, autónomas (que se norma a sí mismas) y autárquicas (que se dan su propio gobierno) por medio de pactos de amistad, vínculos matrimoniales, o en último caso por tratados de paz, estableciéndose el reparto de costumbres, estatuto jurídico y economía, locales y regionales, por parte de las federaciones.
5. Establecieron una superestructura de carácter federal e interestatal (válida para todo el Anáhuac; abp), en materia política, educativa, científica y cultural (para ello periódicamente tenían reuniones de sabios de todas las regiones, como quedo grabado por ejemplo en la pirámide de Xochicalco en el año 700 a.c., aproximadamente; abp), con un sistema impositivo o tributario, antes mencionado, adecuado a las necesidades tanto del gobierno como de las diversas entidades de la federación, ya para subvenir a los gastos públicos o para
La redistribución de la producción de unas regiones a otras en combinación con dicha organización en materia mercantil.
Dados estos principios fundamentales podemos distinguir dos clases de organizaciones:
A) Las territoriales, que eran: 1.-El Calpulli rural (autónomo y disperso); 2.-El Calpulli urbano (autónomo y concentrado a manera de barrio); 3.-La región o Icniuhtli de Calpoltin, hermandad, fraternidad, grupo de amistad de caseríos (entidad regional autónoma) llamado Tlatocáyotl, gobierno (insisto, aún el propio Romerovargas no hace aquí una traducción ni etimológica ni de sentido; Tlatocáyotl tiene dos raíces, “cáyotl” que significa conjunción, arte o legado –así Toltecáyotl se traduce como “conjunto de tradiciones y de descubrimientos debidos a los toltecas”-y “Tlato”, que viene de la raíz “Tlatos” que quiere decir “hablar” –por eso Tlatoani es “el que habla bien”; ver diccionario de la lengua Náhuatl de R. Simón, pág. 674- en estas circunstancias la traducción de Tlatocáyotl, que ya el propio Romerovargas reconoce que no puede ser fiel, quedaría así: Arte e instancia de orientación o guía al pueblo mediante la palabra cultivada; abp); 4.- Los territoriales o señoríos del estado (autónomos, pero la autoridad dependía del estado) llamados Tecohyotl, señorío; 5.- El estado (independiente) llamado Hueytlhtocayotl, gran gobierno; y 6.- Federación de estados llamada Tlatacaicniuhyotl, hermandad o amistad de gobernantes, o tecpillotl, conjunto de principales o palaciegos.
B) Las institucionales, jerarquías centralizadas de gobierno (creo que quedaría mejor traducir, por toda la argumentación dad por el propio Romerovargas, como autogobierno; abp), que podía ser: locales (la organización religiosa, los gremios industriales, las sociedades de señores) o federales (las jerarquías educativa, administrativa, fiscal, judicial, gubernamental o política, la comercial y la militar).
EL GOBIERNO DE TODA AGRUPACIÓN, TANTO TERRITORIAL COMO INSTITUCIONAL, CORRESPONDÍA A UNA ASAMBLEA DE ANCIANOS O EXPERTOS EN LA MATERIA, ELEGIDOS POR LOS MIEMBROS DE LA AGRUPACIÓN. NADA SE HACIA, AFIRMAN LOS CRONISTAS, SIN CONSULTAR EN ASAMBLEA.
Esta (la asamblea), invariablemente era encabezada por dos jefes, cuyos puestos generalmente eran vitalicios; uno era Administrador y otro Ejecutor, casi siempre el primero anciano y con derecho de sucesión, y el otro más joven, era elegido por la asamblea (los Tlatoani, como Moctezuma; abp), dependiendo de las circunstancias particulares de cada agrupación, la determinación de las normas y procedimientos de ejecución. La asamblea se llamaba “In Cohuáyotl, circulo a manera de serpiente.” (Romerovargas, op. Cit. Pág. 20-22)
“La organización política y el sistema de gobierno en los pueblos de Anáhuac (desde California a Nicaragua), no corresponden a un tipo ideal, considerando las cosas según estimamos que deberían ser, como lo hacen los europeos, sino que constituyen un verdadero prototipo en el que se consideran los hechos conforme a su indudable realidad, adaptados a las circunstancias económicas, geográficas y sociales de dichos pueblos, y en el que se ven combinados en forma sorprendente y eminentemente práctica, elementos que solemos llamar: liberales, democráticos (gobierno del pueblo), aristocráticos (gobierno de los mejores), oligárquicos (gobierno de pocos) y monárquicos (gobierno de uno solo), propios de la cultura occidental, sin que privara ninguno de ellos, presentando además características propias y muy diversas.” (Romerovargas, op. Pág. 19).
Una prueba de esta originalidad, quizá sin parragón en el mundo, es la existencia del Cihuatlahtocan, “Consejo Supremo de Mujeres”, encargado de dilucidar y decidir en todo lo que se refiriera a las mujeres y sin intervención de los hombres:
El gobierno de Tenochtitlan, y probablemente de los demás gobiernos de Anáhuac, de quienes carecemos de datos, se adelantaron con cinco siglos a los pueblos occidentales en torno a la liberación de la mujer, que ahora está tan de moda.
Paralelo al Tlahtocan que concernía al gobierno general del estado, existía un consejo supremo para gobernar a las mujeres llamado Cihuatlahtocan, integrado por catorce mujeres nombradas también por elección popular, estas llamadas Cihuatlahtoque, mujeres gobernantes, encabezadas por dos jefas; una Cihuatlahtoani, mujer que habla gran ejecutara de órdenes, y una Cihuacohuatl, mujer serpiente, gran administrado, quienes gobernaban en forma suprema a todas las mujeres del estado Temochca.
Tal consejo supremo tenía bajo su dependencia a las jueces de los tribunales de mujeres, quienes eran juzgadas independientemente de los hombres. El consejo supremo que tenían., gobernaba también a los gremios de mujeres, como las hilanderas y tejedoras, a los grupos de mujeres comerciantes que operaban principalmente en Tlatelolco; a las escuelas de jóvenes llamadas Ichpocalli anexas a los Calpotin; a las Ticita o parteras; se encargaban de la educación de las princesas llamadas Tecuichpo, vigilaban en el Cuicacalli, casa de campo y en el Mixcohuacalli, casa de baile, a las jóvenes para que los bailes se realizaran con entero orden y honestidad… veían y cuidaban para que hubiera respeto mutuo entre los maridos y sus esposas… Esta organización por órdenes de Moctezuma El Magnífico, fue respetada y apoyada por los poderes del estado, y eran severamente castigados los que infringieran por cualquier concepto el decoro y respeto que se debe a las mujeres.” (Romerovargas. Op. Cit. Pág. 118-119).
Veamos LAS CIENCIAS que se estudiaban en las escuelas del Anáhuac (El Calmécac Telpochcalli), que aún sin todo lo antes visto por si solas darían un mentís rotundo a quienes desde el siglo XVI hasta el XX han calificado a estos pueblos de ignorantes, atrasados e incultos:
“Las Materias que se enseñaban en las escuelas eran fundamentalmente:
La TLAPCHUALIZTLI, ciencia de cuentas o matemáticas.
La ILHUICATLAMACHTILIZTLI, conocimiento del cielo y de los astros, astronomía.
La ILHUITLAPOATL AMOXTLI, libro de la cuenta de los días.
El TONALAMATL, libro de los días.
La NEPILLAHTOLMACHTILONI, arte de hablar con elegancia como los PILTIN, principales.
La CHICOQUIZTIUH TLAXTLAHUILIZTLI, ciencia de los censos o estadísticas.
La TLAHTOCAMECAYOMACHTILIZTLI, ciencia de gobernar.
La TLAHTOCAMECACHTILIZTLI, conocimiento de las genealogías, heráldica.
La PAHNAMACHTILIZTLI, conocimiento de las medicinas, la farmacopea.
La PAHMACTILIZTLI, conocimiento de la medicina, el cual tenía varias especialidades…
La TEOTLAMACHTILIZTLI, conocimiento de reverenciar lo supremo, teología y liturgia.
El CAHUITLAMACHILIZTLI, conocimiento de la historia.
El YEHUECAUHTLATOLTIN, historia de las cosas antiguas.
El HUHUELTLATOLTIN, los dichos de los ancianos.
El TLACUILOLIZTLI, el are de pintar y representar en grifos.
La TOYOLIAMACHTILIZTLI, la ciencia del impulso o ímpetu vital, el alma.
El QUIAUHTLAZOLMACHTILIZTLI, el arte de ahuyentar y convocar las lluvias, etc.
Los anahuacas trasmitían las enseñanzas ya sea tradicionales o de observación experimental, por medio de pinturas y grifos explicados verbalmente y memorizados de generación en generación, sus métodos de investigación eran sumamente ingeniosos, colmados de paciencia y perspicacia. Como para ellos todo tenía razón de ser, el mundo era todo movimiento y vida, investigaban acuciosamente el objeto, constitución o costumbres de animales, plantas, minerales, cosas y lugares, dándoles nombre sumamente apropiado, a su condición física o mental. Podemos señalar como ejemplo, que es el único pueblo del mundo que haya registrado y analizado cuanto vegetal comestible hubiera en su territorio, pues no hay planta comestible que hubiese en el Anáhuac, que no la hubieran clasificado, puesto nombre y hecho de ella un manjar, no hay planta venenosa o curativa de que no hubiesen estudiado sus efectos, ni hay animal de esta tierra del que hubiesen estudiado sus costumbres o probarlo para saber sus cualidades nutritivas, medicinales o intoxicantes (véanse las obras de Francisco Herrera y el códice Badiano)… su relación era la ciencia.” (Romerovargas, op. Cit. Pág. 77-78.
Menciona igualmente el autor que la educación en el Calmécac y el Tepochcalli no estaba deslindado de las necesidades colectivas ni de la práctica, razón por la cual los jóvenes “iban todos juntos a trabajar donde quiera que tenían orden “. Pero de ninguna manera se piensa que todo era solo trabajar y estudiar pues al caer la noche “iban a sus casas bañabanse, y untabasen de tinta todo el cuerpo; ponían sus atavíos, según era su grado o dignidad, e iban al CUICACALCO. “Era costumbre, prosigue Sahún, que la fiesta del Sol todos iban a bailar y danzar a la casa que se llamaba CUICACALCO, cada noche”.
SISTEMA JURIDICO DE ANAHUAC
Dejemos atrás lo político y pasemos ahora a lo jurídico que, como afirma el autor, de todas formas no puede desligarla mecánicamente o artificialmente en el Anáhuac (ni en ninguna otra parte) de lo político, ni lo filosófico, ni de lo educativo, etc.
“Al entrar en contacto con los ANAHUACAS por medio del estudio de sus instituciones, nada llama tan poderosamente nuestra atención como la fe profunda y sincera que ellos tenían en su justicia y en la eficacia de sus métodos de organización política, que contrasta grandemente con el escepticismo político que trasciende e impera en toda la civilización occidental…
Hay que reconocer desde luego que toda perspectiva europea falla al enfocar su mira hacia nuestras instituciones jurídicas indígenas, por lo que no deben equipararse estas a ninguna forma política de gobierno creada en otros continentes. La tiranía, ausencia de Derecho, en cualquiera de sus formas, sentara sus reales en México mientras no reconsideremos nuestros conceptos acerca de la democracia y de nuestras instituciones, y no tratemos de adaptarlos a nuestra realidad, para su armónico desarrollo entre nosotros.
Así, no faltan hombres que se digan “sabios” que pretenden, sin saberlo, perfeccionan la obra destructiva de Cortes solapados en el indigenismo, y que creyéndose muy demócratas y hasta liberales o de ideas avanzadas, pontifican acerca de los indígenas, dictaminan y decretan sobre ellos sin consultarles…El Estado no se forma de esquemas ideológicos prefabricados, sino que estos deben proceder de la vida del pueblo.
El Derecho autóctono presento ante todo las características propias de un Derecho consuetudinario clásico y adecuado a la idiosincrasia de los pueblos que lo desarrollaron, que supo sortear con aciertos todas las dificultades económicas y desarrollar el progreso moral y político de dichos pueblos, en consonancia con los adelantos de su ciencia y de su particular pensamiento filosófico. Todo en la vida de estos pueblos, se regía armoniosamente por la costumbre, que se amolda espontáneamente a las necesidades humanas, y era considerada inviolable, porque respondía siempre al interés concreto y general de la colectividad. Los ideales tradicionales transformados en una voluntad colectiva superior, común y polifacética, de constante realización práctica, aplicados al presente, y el presente vuelto de inmediato tradición, tornándose hacia el futuro en constante anhelo de superación y asimilación, producen una dinámica vigorosa dentro del ordenamiento aparentemente estático, aceptado por dicha tradición como ley fundamental. Otras de las características del Derecho autóctono son el ser funcional y relativo. Dada la idiosincrasia de los pueblos de Anáhuac, el Derecho se veía afectado por el concepto que tenían del hombre, considerado como funcionario de la colectividad, lo cual lo involucra una noción dinámica de servicio, y relativa a cada individuo.
El Derecho no podía, pues revestir el carácter absoluto del Derecho romano, ni clasificar todo por “RES” (cosas), o pro seres independientes (“ENS”), ni establecer categorías abstractas de derechos; civil, penal, administrativo, obligaciones, contratos, etc., actitud que corresponde a un concepto estático e individualista de la vida, que se mueve mecánicamente por “entidades”. Los conceptos de persona, de autoridad y de jerarquía, que hemos estudiado, manifiestan claramente en el Anahuaca una idea transitoria, fugaz, esencialmente perecedera, móvil y relativa, de la vida concreta del hombre en función de la colectividad, mientras que esta si reviste los caracteres de lo absoluto, permanente y soberano. Finalmente, a diferencia de los principios de la “legislación” de ideas y del “Derecho Colonial” europeo, basaron en principios contrarios al Derecho, como son: el despojo, la usurpación y el reconocimiento del Derecho (?) de la fuerza, que aún sigue imperando en el mundo… el derecho anahuaca en cambio, vinculado por alianzas matrimoniales al Derecho supremo de los pueblos soberanos que primero ocuparon la altiplanicie, hizo que los anahuacas se consideraran herederos legítimos (huhuepipiltin) de esa relación de poder que es la soberanía, y no por vía de la conquista (en el caso de los mexicas; abp), como falsamente escribieron Cortes y sus secuaces.
En cuanto al régimen de bienes, sistema de remuneración y distribución de la riqueza, (el Derecho anahuaca) coincidía nada menos que con el realizado por los discípulos de CRISTO en la iglesia primitiva de Jerusalén, a raíz de la crucifixión, antes de que la iglesia adoptase como base el sistema de explotación del imperialismo romano; no había entre ellos quien considerase como suyo lo que poseía, sino que tenía todas las cosas en común. No había entre ellos persona necesitada, pues todos traían sus bienes, y “darase” a cada cual según sus necesidades” (hechos y apóstoles. II, I, IV, 32, 34).
El espíritu evangélico venia mejor al indígena que a sus presuntos “maestros”, según testimonio unánime de los verdaderos cronistas, los que afirman que en materia de virtud, continencia, sobriedad, pobreza, sufrimiento, sacrificio, paciencia y desprendimiento, los frailes nada tenían que enseñar a los nativos, en cambio si mucho que aprender de ellos. Dar a cada cual según sus propias necesidades y meritos, o fue como en Europa simple formula, sino palpable realidad de los anahuacas, justicia romana de “dar a cada cual lo suyo”, principio absoluto de individualismo egoísta para los indios la propiedad era patrimonio de la colectividad y no del individuo.
DERECHO Y ENSEÑANZA
Desde las escuelas, que como vimos eran verdaderas escuelas de Derecho (porque se les enseñaba el arte y la ciencia del vivir en armonía con los demás y no tanto porque vieran leyes jurídicas en sí y separadas de su necesaria base filosófica y política; abp), se les enseñaba a vivir las costumbres teóricas; y prácticamente comenzaban a enseñarles, refiere el HUHUETLAHTOLLI –enseñanzas de los antiguos-, como han de vivir, como han de respetar a las personas, como se han de entregar a lo conveniente –in cuallotl-, a lo recto –in yecyotl-, lo inconveniente, han de evitar lo malo, huyendo con fuerza de la maldad, la perversión y la avidez. El objeto del Derecho era el conocimiento de la vida en su doble aspecto, individual y colectivo, y conformar la conducta humana a sus determinaciones, obrando lo conveniente (economía, utilidad) y lo recto (ética, moral); evitar el mal, hacer el bien, huir de la maldad y desde el punto de vista social, el respeto a los demás y estar al servicio de lo que convenía a la colectividad. Tal concepto del Derecho conserva toda su lozanía para nosotros.
La mayor recompensa que anunciaban a todo buen ciudadano que observaba el Derecho, era la estimación general: obrando bien, serás estimado por ello, se dirá de ti lo conveniente, lo recto, con la cual serás bien estimado y podrás convivir con la gente (huhuetlatolli).
Y en las más sabias republicas, escribe el Padre J. Acosta, como fueron la romana y la ateniense, vemos ignorancia digna de risa, por cierto si las repúblicas de los mexicanos y de los incas se refiriera en tiempos de romanos o griegos, fueran sus leyes y gobiernos, estimados. Más como sin saber nada de esto entramos por la espada sin oírles ni entenderles, no nos parece que merecen reputación las cosas de los indios, sino como de caza habida en el monte y traída para nuestro servicio y antojo, los hombres más curiosos y sabios que han penetrado y alcanzando sus secretos, su estilo y gobierno antiguo, muy de otra suerte lo juzgan. Maravillándose que hubiese tanto orden y razón entre ellos. El testimonio unánime de los cronistas, la consideración de múltiples anécdotas que nos refiere la historia y la observación actual de pueblos apartados, de indígenas que aún se rigen por sus tradiciones y costumbres particulares, nos inducen al convencimiento de la eficacia extraordinaria que tuvo el Derecho Autóctono. Esta eficacia no está sujeta a duda, pero lo que nos interesa sobre todo, es determinar las razones de sus virtud (un poco antes, en la pág. 120, el autor se sorprende y se duele de que en nuestra Facultad de Derecho ni siquiera se da un curso sobre esta materia –El Derecho en el Anáhuac-, y se pretende enseñar Derecho Canónico con todo y ser contrario a nuestra Constitución, así esta nuestra casa máxima de estudios, ahora en sus aristocráticos edificio bella sucursal del coloniaje espiritual europeo”; abp). Desde luego, los TLAMATINIME, sabios anahuacas, no dejaron de proclamar la grandeza del Derecho, que es la ciencia de la vida y el arte de vivir de acuerdo con la naturaleza y las enseñanzas de la tradición. A mayor abundamiento, la enseñanza, encaminada al conocimiento y la práctica y justificación del Derecho, contribuía poderosamente a formar el hábito de bien y la disciplina en el hombre, a beneficio de la colectividad. Con el conocimiento se crea la Fe en el Derecho y esta se traduce en convencimiento y voluntad firme de realizarlo o cumplirlo sin mayor averiguación. El Derecho, en armonía con la religión, la ciencia, las costumbres y la historia, era el principal vehiculo para producir ese convencido sentimiento de unidad de destinos en los miembros del estado, que es la patria.” (Romerovargas, op. Cit. Pág. 129-148).
Estos y otros varios aspectos más Romerovargas en su obra (de hecho, si quisiéramos dar una visión más cabal, tendríamos para varios tomos). Sin embargo, con lo ya resumido hasta aquí, consideramos haber cubierto el objetivo de presentar un bosquejo esencial de lo que expuso el autor a fin de valorar o revalorar la cultura de los antiguos mexicanos. Si esto es así, entonces podremos decir con Romerovargas estas palabras con las que cierra su obra).
“LA VISIÓN DE NUESTRA PASADA GRANDEZA Y LA HECATOMBE QUE SE CIRNIÓ SOBRE NUESTRA PATRIA DESDE LA INVASIÓN DE CORTES HASTA NUESTROS DÍAS, DEBE IMPULSARNOS A RECOGER LOS DESPOJOS DE ESTE NAUFRAGIO, ¡SALVAR! LA CULTURA INDÍGENA ES SALVARNOS A NOSOTROS MISMOS Y RECONSTRUIR NUESTRA GRANDEZA”
Autor:
Armando Blasnco.
Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oreinte, UNAM. México 1985.
Tomado de:
http://tlamatini1.tripod.com/id7.html
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