Un tiempo de analisis, en espera del colibri
Aquí estoy esperando al colibrí, ya fueron los abuelos, ya fueron los
tatas, hoy deberíamos ser nosotros para que algún dia, puedan ser los
que llamamos nuestros niños, pero labor de uno poco se siente,
labor de muchos se nota un poco, solo que muchos no hacen unidad, solo
miran su propios pasos, tanto los que dicen haber aprendido, como los
que creen conocer, o aparentan saber, y sin embargo cada uno, da de si
lo que puede o siente que lo hace, sin saber si la semilla plantada dara
fruto aun cuando el sembrador ya no este.
Tengo ganas de
sentir el rocio de la mañana de ahi del lugar donde nace el colibri, y
despues sumirme en la densidad del bosque rozando cada arbol y rama que
en el encuentre, para asi poder desprenderme de todo lo que en algun
momento me ha causado alguna cansancio de mas, hasta encontrar de nuevo
al colibri que por la mañana revolotea siempre sobre las flores que en
el verde prado se extienden en primavera, pero que hoy son solo largos
campos de doradas esencias, esperando a que la blancura los adorne.
Siento mis pies y manos no tan jóvenes como pensamiento, no tan alegres
como mi corazón, como si algo los quisiera volver inmortal piedra, mi
voz ha perdido fuerza, no me escucha ni la pulga, ni el gran jaguar,
como si de repente mi esencia fuera solo una exigua luz en la iluminada
mañana clamando por una ultima noche donde pueda ver el espejo celeste
que adorna su andar con la fertilidad de un conejo.
Veo a las
serpientes rodear mi pequeño fuego, encendido por la ansiedad de saber
que aun puedo percibir el calor de la madre, pero mi piel ha sido
desalloda en espera de una nueva, que me proteja en las labores que tal
vez, alcance a poder hacer, sumido en el arrullo de los estrellas que
parecen grillos titilando en la casa que siempre esta en construcción y
en estos momentos esta roja como el color d nuestra sangre ofrendada
atraves del tiempo.
El águila vuela en el cielo matutino a la
mitad de su jornada, y en tanto descanso a la sombra del árbol
milenario, que deja escapar de vez en vez, la sangre que muestra su
deseo de vivir, espero que de nuevo ese colibrí se pare frente a mi,
para tener tal vez una ultima charla, llena de recuerdos y vivencias en
espera de la continuidad del amarillo recuerdo de mis letras escritas en
tantas veces anteriores.
Y después de esa platica hacia la
hierba yaceré, tras un ultimo canto, un postrero hu hu que sonara en la
montaña, en descanso prolongado, esperando que el cariño de la madre,
transforme la materia de la cual estaba constituido en un aliento de
vida para otro ser de su tan maltratada piel, que por nuestra causa
llora, sufre, y parece agonizar en una de sus formas, pero a la cual
tengo tanto que agradecer antes de cerrar los ojos en espera de la
dualidad en constancia que siempre esta presente aunque no la veamos,
pero nos hace saber que existe.
¿Qué ando melancolico? Tal vez,
pero también la melancolía, nos enseña a vivir, aprender de ella,
transforma el pensamiento, y si se puede aprender de ella, se puede
superar.
Agradezco a mis maestros, los que por voluntad o cariño me han eseñado
Agradezco a mis maestros, de los que por casualidad o destino escuche su palabra
Agradezco a mis maestros, sean jóvenes, sean mayores los vea vivos o no
Agradezco a mis maestros, con los cuales tuve floridas guerras pues de ellos aprendi
Agradezco a mis maestros que aun no conozco, pues aun me queda mucho que aprender
Quiauhcoatl Tlacatecolotl
Calpulli Tlachcocan inTlazohtla
Malacachcoatl Tenchicahuac tlamachtilia
Quecholli, xihuitl ce calli (2013) Chicuace/chicome ilhuimanin
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